Constituye uno de los alimentos más adecuados para mejorar la circulación. Su consumo reduce el colesterol y ayuda a prevenir la arteriosclerosis.
Resulta muy útil comer esta fruta cuando hemos ingerido una comida abundante en grasas, como carnes o quesos, porque sirve de desengrasante y no permite que los ácidos grasos saturados se depositen en las arterias al expulsarlos a través de los intestinos.
Si realizamos una pasta machacando la fruta, la podremos aplicar sobre la piel ejerciendo un efecto suavizante y de mucha utilidad para las quemaduras, especialmente las solares.
De igual manera, aplicada sobre las zonas doloridas del cuerpo afectadas por enfermedades reumáticas, tiene un efecto balsámico calmando los dolores.
Resulta muy adecuada en dietas de adelgazamiento por su alto contenido en agua que supera el 90 % y especialmente por su bajo contenido calórico.
Su consumo aporta minerales, como el fósforo y hierro, junto con el calcio, el sodio y el potasio. Su aporte vitamínico es pobre comparado con otras frutos, verduras u hortalizas. Posee vitaminas C, A, B1 y B2.
Parece ser que su consumo inhibe el crecimiento de las células cancerosas en el estómago, de tal manera que en ciertas zonas su jugo se toma para prevenir esta enfermedad.
La aplicación del mismo en animales que poseían lesiones estomacales precancerosas, ha dado resultados positivos, aunque no se ha demostrado lo mismo con los humanos.