Desde las 5: 00de la mañana se inicia la faena, después de atender a sus hijos y esposo, Delia llega al proyecto a las 6: 00 a.m. en compañía de su madre y sobrinas, para dar comienzo a lo que conlleva tener un proyecto de este tipo; armadas de chalecos y gorras, estas damas se disponen a podar, abonar, regar y cosechar los frutos, que necesitan de cuidado constante sin la ayuda de un hombre.
De lunes a lunes se realizan inspecciones y no es hasta el domingo cuando se ve el esfuerzo de meses hecho realidad; al colectar los frutos que están listos para la venta en el mercado nacional.
Como todo productor, el sueño de Delia es ampliar más su parcela con frutas exóticas nuevas como la guinda, limón persa, y la carambola, frutas innovadoras que de seguro tendrán una buena acogida en el mercado nacional; a su vez sueña con el éxito rotundo de su parcela para brindarle un buen futuro y una mejor educación a sus hijos, que son lo más importante para ella.
Esta mujer luchadora asegura que su clave del éxito es ser contante perseverante, y ser mujer, ya que las mujeres son más detallistas y de no contar con el apoyo de su madre no estuviese hoy a donde ha llegado; a ser parte de un gran proyecto que le ha cambiado la vida por completo.