Aunque la salud del príncipe Rainiero se estabilizó, las conjeturas sobre el desenlace final pone en línea de sucesión como heredero al trono de Mónaco a su hijo Alberto.
A pesar del último informe médico sobre la salud del príncipe, el Palacio monegasco introdujo ayer una nota si no de cierta esperanza, sí al menos de suspense en el avance de la enfermedad hacia un desenlace fatal, al destacar que "las funciones cardíaca, pulmonar y renal, que no dejaban de degradarse, se han estabilizado".
Del príncipe heredero se sabe sobre todo que es soltero, tiene 46 años y de carácter tímido.