Llantos, tristeza y a la vez alegría suscitó este domingo Juan Pablo II, cuya dramática aparición en la ventana de su apartamento en el Vaticano, al término de la misa de Pascua, dejó atónitos a los miles de creyentes que asistieron a sus vanos intentos de querer hablar.
"Es como una bendición, aun si no dijo nada", sostuvo emocionada Perrine Evain, una voluntaria italiana de 22 años, quien no lograba contener las lágrimas tras la silenciosa aparición de casi un cuarto de hora del anciano pontífice ante la ventana de su apartamento sobre la plaza de San Pedro.
"No, no es posible. El pobre no puede hablar", clamó conmovida la peruana María Romero, mientras el Papa intentaba con un gran esfuerzo pronunciar la fórmula en latín de la bendición ante los micrófonos instalados frente a su atril. Se escuchaba sólo su respiración jadeante.
Las pantallas gigantes instaladas en la plaza transmitieron las imágenes de un pontífice abatido, que trataba de aspirar aire para hacer vibrar las cuerdas vocales, después de la traqueotomía a la que fue sometido el 24 de febrero por sus graves problemas respiratorios.
PURA FE
Cristianos mantienen fe en recuperación del Papa, dicen que es muy fuerte.
Varios asistentes a la misa de Pascua y que vieron luego la aparición del Papa comentan con lágrimas en los ojos que el Pontífice es muy fuerte, pero está preocupados por la suerte que pueda tener, ya que no se ha dado ningún reporte oficial acerca de que si volverá a hablar o no.