Aguadulce, tierra de la sal y el azúcar conocido desde siempre por su abundancia de sal marina en las famosas salinas que desde tiempo atrás han ayudado a la economía del área.
La existencia de las salinas en Aguadulce se remonta desde la época de los colonizadores a tierras coclesanas, en donde los indios bajaban de las montañas en tiempo de verano siendo el cacique del área él que intercambiaba sal con otras tribus de la región.
Ya para el siglo XIX, aparece Marin Campos, primer salinero que se encarga de formar los primeros destajos y tercios en las salinas, hasta que llegan a ser 16,000 tajos con un total de 144 dueños, los cuales fueron en un principio personas acaudaladas del área en donde los cuidadores eran personas pobres.
En esos primeros tiempos los salineros tenían que guardar la sal recogida en los patios de sus casas la cual era trasladada a estos por medio de caballos y luego carretas, hasta que fueron prestados los que hoy se conocen como el depósitos de sal, los cuales son propiedad del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), no conociéndose fecha exacta de su construcción.
En el proceso de la sal se llenan los tajos del agua marina que hay en los tercios (canales más grandes que los tajos) para luego sellarla con la compuerta hecha con el mismo barro, para así evitar que se vuelva a salir el agua, luego se espera de nueve a ocho días en que el sol evapora el agua quedando en el fondo la sal para sacarla con el rolo (herramienta fabricada de madera).
NUEVA COOPERATIVA
El 10 de abril de 1968, se crea la cooperativa salinera de servicios multiples Marin Campos R.L., en honor a ese primer salinero que se preocupó por la explotación de sal en la región, encargandose de vender y administrar la sal que se recoge nos comenta el gerente Denis Oscar Rivera.
Para este mismo año, estos cuidadores por orden del General Omar Torrijos, pasan a ser los dueños del permiso de dominio útil de las salinas de Aguadulce, los hasta ese entonces cuidadores.
En la actualidad se está utilizando un método que hace conocida a la sal de plástico, el cual fue traído de Costa Rica, en donde se deposita el agua de mar en 112 grandes tinas cubiertas por lona haciendo la función de 3,500 destajos, produciendo la sal más limpia por lo que en el buen tiempo se puede recoger hasta 250 quintales en cada una, siendo llevada posteriormente a los depósitos de sal, recibiendo en este lugar el yodo necesario para ser destinado a la venta de las fabricas de alimentos para animales, barcos atuneros, curtidores de cuero y los ganaderos de Chepo, Azuero, Veraguas, Chiriquí y Coclé.