Domingo 24 de marzo de 2002

 

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Israelí que iba a tumbar a Noriega está en problemas

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Tomado de Semana

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A Klein le pagaron por apoyar el derrocamiento de Noriega.

Un coronel israelí que había sido contactado en 1988 por la oposición panameña en un plan para derrocar al general Manuel Antonio Noriega, no puede salir de su país, porque corre el riesgo de ser extraditado a Colombia, donde fue condenado a 10 años y 8 meses de prisión por adiestrar a paramilitares en prácticas militares y de terrorismo…

Se trata del coronel retirado Yair Gal Klein, de 55 años, veterano de la guerra de Yom Kippur y ex instructor de oficiales del ejército israelí. Según la revista "Semana", éste tuvo que retirarse de la vida aventurera que le dio fama más allá de las fronteras de Israel y no puede volver a salir de su país.

Desde su residencia en el puerto de Jaffa, donde hoy día vive en una vieja casa árabe de cuatro pisos, Klein dijo que cuando llegó a Colombia en 1987 su intención era lograr que la Policía contratara a su empresa, Speardhead, para entrenar a sus miembros en asuntos de defensa y seguridad personales. Su contacto en ese primer viaje fue Izhack Shoshany Meraiot, el representante de una firma de equipos de seguridad de Israel.

Klein dice hoy desde la comodidad de su hogar que "los entrenamientos eran militares y de defensa y de ninguna manera de crímenes o asesinatos (…) Entrené a campesinos y gente de las fincas a quienes atropellaban continuamente las guerrillas sin que el Ejército pudiera hacer algo por sus derechos".

La versión de las autoridades colombianas, según consta en el sumario del proceso, es muy diferente. El primer curso que dictó este israelí, de ascendencia rumana, sí fue de defensa personal. El segundo fue mucho más ofensivo y el tercero convirtió a los 20 'alumnos' que lo tomaron en expertos en el manejo de explosivos. Los alumnos más aventajados eran lugartenientes de los grandes capos.

Después de entrenar a algunos de los hombres que luego sembraron el terror a diestra y siniestra en Colombia, Klein trabajó con panameños que querían tumbar al general Augusto Noriega y al final su errancia aventurera lo condujo a Africa. Allí quería comprar una mina de diamantes y hacerse rico.

SEMANA: Lo acusan de haber entrenado a las personas que provocaron la explosión de un avión de Avianca en Cali…

Y.K.: Es una locura. También me acusaron de la muerte de un señor (Luis Carlos) Galán, candidato a la presidencia de ese país. La primera comisión investigadora dijo que Galán fue asesinado con balas calibre 9 mm, y la segunda comisión descubrió después de dos meses que las balas salieron de un fusil Galil y eran de calibre 5.56 mm. El arma en cuestión estaba en Antigua preparada para prestar servicio en la invasión a Panamá. Aparentemente el arma llegó a Colombia a manos de traficantes de armas panameños.

SEMANA: ¿Entonces a qué atribuye usted la reacción que suscitó su presencia en Colombia?

Y.K.: El asunto estalló y se dio a la publicidad por los norteamericanos. Por aquella misma época me contrataron para apoyar al gobierno en el exilio en Panamá a fin de hacer caer el régimen de Noriega y como prueba tengo dos cheques que obran en mi poder y que llegaron de Washington. Lo cierto es que en el momento en que el Senado le dio el O.K. a los soldados para la invasión a Panamá ya no necesitaron de mis servicios. Yo no renuncié a mis honorarios y estaba en Miami cuando estalló el caso de Colombia.

 

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