Como el ave Fénix se levantó de las cenizas en que le habían convertido su vida.
Llegó extraditado al país que lo vio nacer, Panamá, el 6 de enero del 2005, luego de vivir por 39 años en los Estados Unidos.
Desde hacía un año, Gilberto Banester vivía como indigente cerca del Hospital Santo Tomás, pero Dios le mandó un ángel que lo ayudó a cambiar su triste destino.
Banester, quien fue entrevistado por "Crítica" hace un año cuando pedía ayuda, aseguró que siempre supo que Dios no lo iba a abandonar, por ello luchó y no se dejó mezclar en el mundo de la calle.
CAMBIO DE 160 GRADOS
Con los cabellos recortados y un vestuario que le hacía resaltar el cambio de su estilo de vida, el señor Gilberto, como se conoce, manifestó que al principio se ganaba un par de reales como "bien cuida’o", donde no duró mucho. Luego comenzó a trabajar en una farmacia donde repartía volantes. El dinero que se ganaba lo utilizaba para comprar pastillas y cigarrillos para vender.
Cabe recalcar que este tiempo en el que luchaba por ganarse unos reales para comer, vivía en las calles. Para bañarse tenía que ir hasta el mercadito, donde pagaba 25 centavos.
Confesó que un día conoció a Jim Barlow, un ciudadano americano, quien le repartía comida a los indigentes en la noche.
Barlow y Banester llegaron a convertirse en grandes amigos ya que el americano no hablaba español.
Para suerte del señor Gilberto, el americano puso un negocio donde le ofreció un trabajo y un hogar, más que esto, una oportunidad de vida.