La banda de "El Pentágono" y David Viteri silenciaron ayer momentáneamente las balas para enterrar a sus muertos. Darío Guerrero, uno de los jefes de la pandilla fue sepultado en Corozal, tras una misa en la iglesia de Santa Ana, donde no se lanzaron amenazas y más bien se pregonó el perdón.
En el Parque del Recuerdo fue despedido Jhonny Pozo, el compadre de Viteri. Allí el padre de la víctima echó a los periodistas. ¡Lárguense, ustedes son una mierda", exclamaba molesto.
En el asesinato de Darío y Pozo sólo hubo un día de separación.
El párroco de Santa Ana, Manuel Man lanzó un sermón directo y fuerte. "No es justo que nuestros hijos se manchen las manos de sangre por unos sinvergüenzas y que luego sus madres lloren lágrimas de cocodrilo".
Ayer, David Viteri rindió declaración en la Fiscalía Auxiliar. En mi diccionario no existen las palabras "miedo y temor", expresó sonriente al ser preguntado por los periodistas si temía que el cartel o El Pentágono lo mataran.
Mientras, la Fiscalía de Drogas allanó ayer un apartamento que Jhonny Pozo había puesto en alquiler en El Cangrejo y en él detuvo a tres colombianos a quienes le incautaron $123 mil.