Todo transcurría en completa calma. Familiares, amigos y conocidos de Jhonny Pozo, el hombre que fue asesinado de dos tiros en la cabeza en el restaurante Mini Max, recibió cristiana sepultura ayer en el cementerio Parque del Recuerdo, donde también se efectúo una misa de cuerpo presente en la Capilla.
En los predios del campo santo había un dispositivo de seguridad. Los agentes de la DIIP de la Policía Nacional se observaban en el área.
Los restos de Pozo llegaron en una carroza de la funeraria Santa María a las 12: 26 p.m, y desde que fue conducido hasta el centro en donde había varias coronas de flores, y en especial la de su esposa con una leyenda: "Con mucho amor de su esposa". Sus allegados se acercaron al féretro para llevarse la última imagen del panameño nacido en República Dominicana.
A pesar de que Pozo recibió el impacto de bala fulminante en la sien, su semblante daba la impresión de que estuviese dormido. Su vestimenta consistía en una camisa estampada en blanco, negro y gris, corbata y saco negro. A pesar de esto, muchos no pudieron contener las lágrimas al ver que un amigo había partido para nunca más volver.
En uno de los puestos reservados para familiares y amigos, se encontraban una mujer trigueña, vestida de luto quien no dejaba de llorar, por lo que algunas personas llegaban a consolarla y darle el pésame.
La misa en la que se escuchaban los llantos de los que compartieron con Pozo en vida se desarrolló con tranquilidad, hasta que a las 12: 45 p.m. llegó el padre del hoy difunto todo vestido negro, y "largó" a los comunicadores sociales gritando: "Todos los periodistas han dañado a mi hijo con las cosas que han sacado.. No son la verdad.. ¡Todos son una "mierda", han puesto cuatro "fucking" versiones.. No me pongan un carajo de cámara", exclamaba el señor, mientras volvía a gritar: "lárguense" y pedía a los policías que no dejaran que se acercaran al lugar en donde se desarrollaría la misa de su hijo.
Luego de éste incidente, el hombre de negro entró a la Capilla acompañado de otros dos caballeros con igual vestimenta y lentes oscuros, de los que se despojaron casi al instante, dejando entre ver una mirada profunda.