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Se está hablando de guerra. ¿Cuánto afectará esta situación a Panamá?. Esa respuesta no se sabe con exactitud, no obstante, aunque no se conozcan detalles de lo que podría tocarnos, hay gente indiferente que ni siquiera se ha dado cuenta que hay explosiones al otro lado del continente.
Es así. Mucha gente anda desconectada del mundo real. No lee, no ve y, muchas veces, le cuesta pensar. Su mente está muerta y, si fuera de metal, tendría que ir con urgencia a una sesión de engrase en cualquier taller de Panamá.
Los vientos de guerra se respiran. Ayer se acabó el ultimátum que dio Estados Unidos a Irak y muchos de estos personajes dicen: "¡Qué se maten, a mí no me importa!". Nadie quiere la guerra. Qué irónico es. Pero también nadie hace nada por la paz. Las opiniones son destructoras y en nada contribuyen al clima de tranquilidad que todas las naciones esperan.
Si aún, cuando se habla de que el mundo se está acabando, hay gente que no toma las cosas en serio, imagínese cuando sea ver. ¿Qué le espera cuando venga Cristo a tomar su reino?.
Nadie lo cree. ¡Ah! eso no va a pasar, así dirán muchos y, cuando se den cuanta de la necesidad de conocer la verdad, será demasiado tarde para un arrepentimiento de corazón. En estos tiempos nos resta orar al Padre y pedir por las almas. Hay que orar por la salvación de todos y sobre todo, para que se implante la paz mundial. |
