9 de abril de 2007. En El Cangrejo, barrio capitalino de Panamá, la multimillonaria newyorkina Toni Grossi Abrams discutía en su lujoso apartamento con Debra Ann Ridley, también estadounidense.
Debra era su inquilina y le debía dinero. Horas después, la madrugada del 10 de abril, Debra conversaba en un restaurante de la vía España, y la acompañan dos hombres. Ninguno de los tres se dio cuenta que las cámaras de vigilancia los filmaron.
En ese momento la acompañaban los colombianos Camilo Cuenu Castro y Didier Osorio.
Esa norteamericana denotaba nerviosismo y tenía rasguños en los brazos. Eso causó que un agente de seguridad del local llamara a la Policía de Turismo; un oficial acudió al llamado, tomó los datos de la mujer y tuvo el cuidado de llevarla hasta el condominio Atlantis, en El Cangrejo, en Bella Vista.
En Río Abajo, ese mismo 10 de abril se descubrió en un lote baldío, en Calle 11 y Media, un cuerpo humano mutilado y calcinado. Inmediatamente se dio la alerta a las autoridades policiales sobre el terrible hallazgo.
Uno de los trabajadores que remodelaba los apartamentos que Toni Grossi tenía en el edificio Atlantis, descubrió que todo el lugar estaba lleno de sangre, y dio la voz de alarma. Grossi estaba en ese momento desaparecida.
Grossi era una de las más prominentes inversionistas bancarias y de bienes raíces vinculada a la bolsa de valores. Era denominada la "Gurú" de los negocios en Nueva York.
Sus conocidos en los Estados Unidos le advirtieron que no viniera a Panamá. Era como un vaticinio.
La prominente norteamericana de 59 años, tenía más de 12 cuentas bancarias en Panamá, chequeras, un seguro de vida, tarjetas de crédito, dinero aún incalculable.
Debra estaba vinculada a uno de los dos colombianos que aún permanecen prófugos de la justicia.
Los documentos de Grossi que se mantenían bajo llave en uno de los cuartos del apartamento alquilado a Debra, fueron escudriñados tras haber sido forzada la puerta de la habitación.
¿Sabrían los asesinos que Grossi había dejado en su testamento, el 75 por ciento del dinero que había acumulado durante su brillante carrera para obras de beneficencia?
Luego de un año y once meses del hecho de sangre, el próximo 20 de marzo, Debra Ann Riedley enfrentará sola a la justicia en Panamá, en el juicio que se realizará en el Segundo Tribunal de Justicia.