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El peor enemigo del hombre

Hermano Pablo | Reverendo

"El 11 de marzo de 2004 fue el día del terror. Entre las 7: 30 de la mañana y las 8: 00, catorce bombas depositadas por fanáticos criminales en cuatro trenes de la línea ferroviaria Alcalá de Henares-Madrid, donde viajaban cerca de seis mil personas, sembraban de heridos y muertos las vías. Las estaciones de Atocha-Renfe, Santa Eugenia y El Pozo del Tío Raimundo se convertían, desde ese día y para siempre, en símbolo de lo que la barbarie criminal es capaz de cometer en pos de no se sabe qué estúpidos ideales. Ciento noventa y dos muertos y casi dos millares de heridos de diversa consideración fueron el resultado de aquel crimen contra la humanidad... Aquel día Madrid lloró, y lloramos todos con ella. Aquel día todos fuimos víctimas de aquel atentado".

Así reseña Francisco Vázquez un libro escrito en homenaje a las víctimas de aquel fatídico 11 de marzo. Según "Las crónicas del 11-M", publicadas por el Diario El País, una de las víctimas fue María del Carmen Lominchar, programadora informática de treinta y cuatro años de edad, que tenía solo tres meses de embarazo, y que por consiguiente contaba por dos vidas. Apenas un cuarto de hora antes del siniestro, María del Carmen le había dado en la cama un beso a su esposo, José Antonio Alcázar, policía municipal en Madrid, que ese día trabajaba el turno de la tarde.

"Mucho se ha escrito desde aquel día sobre los acontecimientos producidos -comenta Francisco Vázquez-, muchas suposiciones, pero solo una realidad. El 11-M dejó víctimas muertas, dejó víctimas mutiladas y heridas y, sobre todo, dejó víctimas psicológicas, cuyas mentes no asimilan que el hombre sea el peor enemigo del hombre".

Vázquez tiene razón. Lamentablemente hay muchas víctimas que excusan al hombre y, para colmo de males, culpan a Dios, considerándolo su peor enemigo, cuando en realidad Él quiere ser su mejor amigo. En esos casos, la única terapia que puede darles paz interior es reconocer lo que nos da a entender el salmista David en los siguientes versos:

"El malvado... se pone al acecho...,

se esconde en espera de sus víctimas,

y asesina a mansalva al inocente...

Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas.

Las víctimas confían en ti;

tú eres la ayuda de los huérfanos".




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