Más de 1,200 millones de los habitantes de la Tierra son adolescentes, entre 15 y 19 años. Nueve de cada diez vive en países empobrecidos del Sur, según el Informe Mundial de la Infancia 2011, publicado por UNICEF. Tan sólo un 12% de los jóvenes del mundo viven en los países del Norte. El mundo ha hecho grandes esfuerzos para mejorar la situación de los niños en los últimos años. Se ha conseguido, por ejemplo, reducir en un 33% la mortalidad en los niños menores de cinco años, se han realizado grandes avances en la escolaridad primaria, sobre todo, en países de Latinoamérica y también han mejorado los calendarios de vacunaciones y el acceso a la salud. Sin embargo, los grandes logros no han seguido para nuestros jóvenes.
Más de 70 millones de adolescentes en edad de cursar estudios secundarios no asisten a clases. Estos jóvenes saben leer y escribir, pero aún no han concluido una formación que complete su desarrollo humano. Esta situación de abandono escolar está relacionada con la pobreza y la necesidad de las familias de que estos jóvenes trabajen.
La crisis económica también ha hecho mella en nuestros jóvenes. En 2009, señala UNICEF, había más de 80 millones de jóvenes en situación de desempleo en todo el mundo. Con ello, estamos perdiendo la energía y el talento de la juventud.
Además de todos estos peligros, ser mujer adolescente entraña unos riesgos de género nada buenos para el futuro. Estas jóvenes pueden caer en manos de mafias que trafican con ellas y convertirse en esclavas sexuales, pueden ser explotadas como empleadas domésticas, pueden sufrir agresiones de género o pueden contraer matrimonio de manera prematura.
Los jóvenes de hoy tienen grandes desafíos por delante. Tendrán que enfrentarse al cambio climático, a la globalización, al envejecimiento del planeta, a los problemas de un mundo urbano, a crisis humanitarias y desastres naturales más profundos, a desigualdades mayores... Para forjar una economía más humana y sostenible, necesitan que los adultos de hoy hagamos un esfuerzo e invirtamos en ellos. Es necesario que les ofrezcamos herramientas para poder manejarse en un futuro incierto, pero que está en sus manos.