Resulta inexplicable cómo, invirtiendo el Estado panameño tantos recursos económicos en el financiamiento de instituciones dedicadas a la conservación del medioambiente, puedan ocurrir accidentes como el que afectó hace más de un mes un sector de la Costa Atlántica, donde un barco detenido por las autoridades produjo el derrame del búnker que contaminó zonas de manglar, playas y aguas marinas, sin que hasta ahora, según reportes periodísticos, no se hayan podido controlar las secuelas de semejante descuido.
El amplio abanico institucional cuenta no solo con entidades gubernamentales, sino que, además, pululan en el ámbito medioambientalista local, las que hubiesen advertido sobre el peligro que representaba el abandono de una carga tan nociva en tales condiciones.
¿Por qué entidades como la ANAM, la Autoridad Marítima, la ARAP y demás, dedicadas al manejo de este tipo de situaciones de riesgos relacionados con el mar, no advirtieron en su momento la posibilidad del desastre que ahora tendrá efectos negativos todavía más prolongados?
¿Acaso, cuando se cautela, retiene o mantiene a buen recaudo embarcaciones de ese calado, no realizan las autoridades del MP una auditoría de su contenido, de manera que se hubieran percatado de los riesgos de contaminación en el caso del hundimiento de la nave? ¿A quién le corresponde la función?
Leo en Wikipedia la siguiente definición de búnker: "Estos combustibles se consideran sucios por ser contaminantes del medioambiente, y la mayoría de las objeciones ambientales se deben a su alta concentración de azufre (hasta 5%) y el contenido mineral que es responsable de las emisiones de partículas contaminantes, corrosión ácida y formación de óxido.