FAMILIA
"Los niños y sus enseñanzas"
Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida
Los primeros años
del niño son la base de su total existencia, estos edificarán
su estructura y carácter. Es sumamente necesario que los niños
aprendan a luchar contra todos los enemigos: el miedo, el aburrimiento,
la envidia, los celos, la angustia y el egoismo, también es muy importante
enseñarles que la costumbre de incubar ideas de odio, venganza y
envidia convierten muy pronto un carácer amable y amigable en repelente
y el temperamento dulce en agrio, por que no se puede conservar un buen
estado de ánimo si se tienen ideas de malevolencia. La juventud debe
marchar a la par del tiempo para que no se seque, se arruge y se marchite
la alegría y satisfacción transfundidos de la niñez
a la virilidad y madurez. Es muy poco lo que se puede esperar de una niñez
sin alegría, pues las plantas sin flores no dan druto alguno. Para
el crecimiento del niño es tan importante el juego, como para el
crecimiento de la planta es indispensable el sol. Sin botones, sin flores
la niñez dará muy malos frutos. La mentalidad, las inclinaciones
del ánimo, el temperamento, se definen en los primeros años;
las costumbres infantiles de amabilidad y tranquilidad tienen una influencia
poderosa sobre la madurez del ser humano y sobre el ejercicio de su misma
profesión.
Si educamos a un niño para el bienestar futuro le debemos permitir
manifestar abiertamente su alegría y así se fortalecerá
y no tendrá melancólicas disposiciones del ánimo; la
mayoría de las morbosidades psíquicas que actualmente afligen
a la humanidad, proceden de una infancia árida, rígida falta
de total afecto o de gran amor materno. La tendencia del niño hacia
los juegos y la diversión revela esa necesidad espiritual y física
que, insatisfecha, deja un profundo vacío en su vida, por que la
niñez llena de positivismo y alegría radiante es para el futuro
de ese hombre lo que un suelo fértil y un esplendido sol son para
un árbol.
La infancia debe irradiar luz como el sol. Este gran patrimonio de
juventud está constituido por la alegría, la hermosura, el
entusiasmo, el ímpetu y el instinto, El niño triste sin juegos
y alegrías infantiles es una desgracia para toda nuestra civilización.
Hay que permitir libremente al niño poder transmitir todo lo positivo
en su temperamento. En la educación individual, la espontaneidad
de las fuerzas físicas es un factor de gran importancia; los niños
a quienes se estimule hacia el esparcimiento serán mucho más
útiles y eficientes en su futura profesión, en el negocio
que atiendan y en cualquier otra actividad de la vida; triunfarán
y tendrán mucho mayor influencia en el mundo que los rodea que los
otros niños que hayan sido oprimidos, entristecidos, reprimidos y
frustrados. Esto no quiere decir que hay que darle rienda suelta a sus hijos
para que se diviertan; sólo hablamos de quitarle el derecho a la
posibilidad de esparcimiento. Ahora, las posibilidades de embellecer la
existencia y al individuo mediante el cultivo de sus cualidades alegres
de la infancia, no tienen límite alguno. Si aprendiéramos
a enseñar a nuestros hijos la filosofía del sano gozo espiritual,
habría en el mundo menos desdichados, menos enfermos y menos delincuentes.
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George enfrenta su vida con deseos de mejores
días
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