Lunes 8 de marzo de 1999

 








 

 


La mujer, su lucha por la igualdad y su participación en el nuevo milenio

Redacción
Crítica en Línea

Hace 142 años, las mujeres de la industria textil de Nueva York, en su mayoría inmigrantes europeas (judías de toda Europa, católicas irlandesas, polacas, rusas, italianas, austríacas, etc.) que escapaban de la intolerancia religiosa, racial o política y de las convulsiones belicistas de todo el viejo continente, llegaron a la conclusión de que el precio que estaban pagando por el derecho a comer en su nueva patria, era excesivo.

Jornadas de 12, 14 y hasta 16 horas laborales, en condiciones de trabajo degradantes, con una remuneración muy por debajo de lo que pagaban a los hombres por tareas similares y sin ningún derecho de organización o asociación, las privaban prácticamente del derecho a vivir y las convertía en apéndices humanos de las máquinas que utilizaban en las fábricas, dándoles apenas tiempo suficiente para atender sus necesidades y la reposición de fuerzas para la nueva faena.

Con esta realidad de marco, las trabajadoras de una de las mayores fábricas textiles de Nueva York, decidieron paralizar sus labores y demandar una jornada laboral de 10 horas 8siendo las precursoras de esta lucha a nivel sindical en todo el orbe), igualdad salarial con los varones y mejoras en sus puestos de trabajo. La fecha escogida: el 8 de marzo de 1857.

Clara Zetkin, periodistas alemana e incasable luchadora por los derechos de la mujer, propuso en 1910 que se dedicara una fecha para conmemorar cada año el esfuerzo de generaciones de mujeres por lograr sus reinvidicaciones, especialmente a la igualdad de derechos y oportunidades, no encontrando mejor fecha que el 8 de marzo.

Ha transcurrido un siglo y medio desde aquel momento en que se forjó el movimiento femenino en búsqueda de mejores condiciones para las mujeres, en el plano del hogar, la familia, la sociedad, en las relaciones laborales, la política, en fin, como entes promotoras y responsables en el desarrollo de la humanidad.

El Plan para el Desarrollo de la Mujer, propuesto por el movimiento de mujeres de Panamá, se ha convertido en un proyecto de consenso, en el camino hacia la integración social de todas las mujeres, en cada rincón del país y con iguales oportunidades para una vida plena.

En este 8 de marzo, confirmamos nuestra vocación de igualdad entre los géneros, sobre la ética de solidaridad mutua, compromiso ciudadano, responsabilidad social y amor a la patria que nos cuida como sus mejores hijas.

 


 

 

 



 

Lograr la efectiva igualdad de condiciones para hombres y mujeres fue una lucha que quizás inició un puñado de luchadoras hace casi siglo y medio, pero hoy es una tarea de todas las naciones y sus respectivos gobiernos, a través de diferentes acciones.

 

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