Posgrados: Una posibilidad de competir
laboralmente
Alí Mustafá
OEI
El mercado laboral exige
que la capacitación continua sea indispensable; por ese motivo, el
aumento en la oferta de estudios de posgrados surgió como una respuesta
inmediata al problema de la competitividad.
Con la llegada de la democracia, en 1983, se produjo un "boom"
en la matrícula universitaria que fue decayendo hasta entrados los
años 90. Sin embargo, la expansión generó un sistema
heterogéneo y caótico, siendo las carreras propuestas de calidad
dispar. Entonces, era necesario generar un mecanismo de legitimación.
Luego de varias iniciativas, que intentaban ponerle freno a la situación,
y tras la promulgación de la ley 24521 de educación superior,
se creó y se puso en funcionamiento, en 1996, la Comisión
Nacional de Acreditación Universitaria (Coneau).
Con un área de Acreditación de Posgrados se evalúan
las especializaciones, maestrías y doctorados, que en los últimos
cuatro años aumentaron geométricamente, obligando al Estado
a que garantice el mínimo de nivel y calidad que se demanda.
La oferta de carreras, según una aproximación realizada
por el Ministerio de Educación, ascendió a más de ochocientas,
entre maestrías, doctorados y especialidades y, con ellas, obviamente,
la cantidad de alumnos. En el ranking de carreras podemos mencionar, en
primer lugar, a aquellas relacionadas con la administración de empresas,
negocios, marketing e informática, entre otras. También puede
observarse, en menor medida, pero significativa en cuanto al crecimiento,
una tendencia a las dedicadas a las ciencias sociales.
Las estadísticas publicadas en el libro de Osvaldo Barsky, El
Sistema de Posgrado en Argentina, señalan con un 34 por ciento de
inscritos a las materias de Derecho, Economía o Administración,
desplazando a las Ciencias Básicas y Tecnológicas al segundo
lugar, pero el mayor crecimiento lo experimentaron las Ciencias Sociales.
El tercer lugar lo ocupan las Ciencias de la Salud, con el 21 por ciento
de los inscritos, y las Humanidades con el 14.
A principios de los 80, en la Flacso, por ejemplo, había una sola
maestría, con un promedio de sesenta alumnos, mientras que actualmente
se cursan siete, y el número de inscritos asciende a trescientos.
Las ofertas de posgrados experimentaron un crecimiento tanto en el ámbito
del sector público como en el privado. El primero contiene dos tercios
de las ofertas de actividades y tres cuartas partes de números de
inscritos y egresados. "Esta supremacía, comenta Osvaldo Barsky,
es mucho mayor en las especialidades y doctorados, mientras en las maestrías
predomina la oferta privada". Cabe señalar que el sector privado
tiene mayores tasas de crecimiento en los últimos años en
relación con el número de actividades.
Un artículo publicado en el diario El tiempo de Bogotá,
dice que en América Latina existen 6.000 centros de educación
superior. En el marco de un nuevo perfil académico, continúa
diciendo el artículo, la autonomía universitaria aparece como
el desafío que deben enfrentar las universidades con miras al siglo
XXI.
Estos desafíos suponen generar criterios propios de autogestión,
autoevaluación, capacitación docente y reforma curricular,
entre otros.
De esta manera, la acreditación universitaria de posgrados se
convierte en una herramienta indispensable para fortalecer el sector académico,
ya que las instituciones que fallen en la evaluación no podrán
otorgar títulos reconocidos por el Estado.
Alentados por las posibilidades laborales, en los países limítrofes
se produjo un aumento considerable de jóvenes interesados en continuar
sus estudios en el ámbito del Mercosur.
Si bien este mercado surgió como un acuerdo económico de
los gobiernos, al poco tiempo de firmada el Acta de Asunción, se
amplió al sector educativo.
Chile y Brasil son los destinos preferidos. En Chile, el interés
pasa por las ciencias económicas, las relaciones industriales, los
recursos humanos y la administración. En tanto en Brasil, a decir
de las autoridades del sector cultural de la Embajada, los argentinos prefieren
ingeniería, cirugía plástica, informática, veterinaria
y ciencias de la educación.
A diferencia de Chile, donde no existe la barrera idiomática para
cursar, en Brasil el portugués es excluyente.
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El mercado laboral exige, para competir, mayor excelencia. Frente a esta
realidad, la creación de posgrados surge como una alternativa válida.
Hoy, las carreras de posgrado (maestrías, doctorados y especializaciones)
ascienden a más de 800. Brasil y Chile, en el ámbito del Mercosur,
son los países preferidos por los estudiantes argentinos. |
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