Es una costumbre hablar de la comida, de los invitados y de cómo estaban vestidos, cada vez que culmina una fiesta de cumpleaños, matrimonio o bautizo.
En Panamá, existen personas que únicamente se dedican a la tarea de criticar y criticar, pero nunca les da por extraer de los eventos los aspectos positivos como la unión de la pareja en la iglesia, por ejemplo o la dicha de cumplir un año más de vida.
Es cierto que cada organizador quiere ofrecer lo mejor a sus invitados, empero, no todo puede quedar excelente. Los detalles, a los que no prestamos mucha importancia, nos "friegan" la actividad y es así cuando llueven las críticas de la demora al empezar y el mal sabor de un platillo de comida.
Como quiera que sea que algo haya fallado, es tiempo de ir cambiando la mentalidad y convertirnos en colaboradores para evitar que las cosas salgan mal. Ayudar sería de ahora en adelante la consigna. Lo único que tenemos que hacer es cambiar de actitud. |