Los moradores de la 24 de diciembre amanecieron un día con la sorpresa de que los transportistas de la ruta Corredor Sur les habían subido la tarifa. De forma inconsulta y sin el aval de la Autoridad del Tránsito (ATTT), los conductores y dueños de los "Diablos Rojos" defendieron el incremento del pasaje, dizque porque el combustible subió.
Otra tragedia contra los ciudadanos panameños, rehenes de la mafia del transporte, ha sido la decisión del señor Heraclio Batista, director de la ATTT, de permitir otro incremento muy bien disimulado: la supuesta zonificación de las áreas de funcionamiento de taxis en la ciudad de Panamá.
Todo el mundo sabe que el negociado del transporte público en Panamá ronda los 500 millones de dólares y que un grupo pequeño se apodera de este servicio. Por razones que la población ya conoce a la saciedad, la ATTT parece trabajar de forma política o electorera, sin mediar en el impacto de los costos de aumento de pasajes solo para beneficiar a los amigos del Gobierno. Este es el pecado más grande de la ATTT.
¿Qué podemos esperar de aquellos funcionarios del tránsito que todavía intentan traer el sistema de los buses articulados, comprando 450 vehículos de tercera mano desde Colombia, Brasil y Guatemala, con el engaño de que mejorarán el servicio?
Le recordamos al presidente Martín Torrijos que se debe al millón y medio de usuarios del transporte en Ciudad de Panamá, no a los 2,500 conductores y dueños de "Diablos Rojos". Por ello, señor Torrijos, debería tener más cuidado con los consejos de sus asesores o de los técnicos de la ATTT, que sólo piensan en el negociado o en la campaña electoral en la que estamos imbuidos.
En tanto, ya los candidatos del PRD están perdiendo credibilidad ante la población panameña, ante la indiferencia de la ATTT por mejorar el servicio de transporte colectivo. Alberto Vallarino, Juan Carlos Varela, Guillermo Endara, Marco Ameglio y Ricardo Martinelli están a favor de colocar un sistema de metro elevado en la capital.
Ya ustedes tienen en el tapete una solución: la propuesta hecha por Japón para financiar una línea de tren urbano a un costo de 530 millones de dólares. ¿Desaprovechará el Gobierno de turno esta oferta? Eso depende de Torrijos y de sus asesores, que deben primero ver que la ciudadanía lo están evaluando. En especial la endeble reelección del PRD en el 2009.