Muchos son los que se echan fresco y prefieren hacer lo que quieren en vez de seguir las instrucciones que se les dan. Es mucho más fácil hacer esto que regirse por las reglas y lo que se les manda. Esto lo único que hace es disminuir la productividad de una empresa y en muchas ocasiones la destruye.
Es muy fácil trabajar "al garete" y no dejarse dirigir. Las personas que caen en ese vicio laboral no tienen un buen futuro profesional, ya que la historia nos indica que aquellos que hacen lo que les da la gana y nunca siguen instrucciones nunca llegan a triunfar.
A veces los jefes desde tempranas horas de la mañana se preparan para poder planear y lograr darle chance a sus subalternos para que tengan tiempo de cumplir con sus obligaciones diarias, pero ellos por su lado no piensan igual y empiezan a realizar sus labores una hora después de haber entrado, ya que lo primero es charlar con las amistades y luego laborar. Cuando se percatan ya es la hora de la salida y por gusto el jefe delegó. Esto hace que muchos jefes se malogren física y emocionalmente. Luego no soportan su carácter y todos se preguntan por qué suceden las cosas.
Es bueno que todos aprendamos a seguir instrucciones pensando en las personas que nos las dan. La gente que ha aprendido esto le ha ido muy bien en la vida. Judas fue un chico que no se dejó instruir. Vendió a Jesús. Y su propia conciencia lo suicidó. ¿Quieres que te pase lo mismo?
La Biblia sigue instruyéndonos. A Jonás Dios le envió a predicar a la ciudad de Nínibe, pero este se retacó y no le hizo caso. Al huir a otro lugar fue tragado por una ballena. De esta manera entendió. ¿Será que nos tiene que suceder lo mismo? Ya es hora que aprendamos a cumplir con las obligaciones a tiempo y a obedecer las instrucciones que se nos dan. |