EDITORIAL
Documentos de la dictadura
La decisión norteamericana de acceder a la petición de la Comisión de la Verdad para desclasificar los informes de su comunidad de inteligencia, en torno a los abusos que se cometieron durante la dictadura militar que gobernó a Panamá desde 1968 a 1989, sin duda puede ayudar a resolver algunos de los casos de los desaparecidos.
Los estadounidenses con la CIA y los batallones de inteligencia del Comando Sur, deben contar con una montaña de informes sobre las actividades de los militares panameños, ya que ambas agencias mantenían estrechos contactos con la Guardia Nacional y las Fuerzas de Defensa, pero además tenían en sus nóminas a oficiales del patio.
Aunque no dudamos que Washington tengan material valioso para resolver muchos casos en Panamá, tememos, que escudado en los consabidos principios de seguridad nacional, se omita mucha información sensitiva contenida en esos documentos.
La ayuda se necesita, pero también es cuestionable que si los Estados Unidos mantenía información para esclarecer los crímenes de la dictadura de Torrijos y Noriega, no los haya divulgado con anterioridad.
El hallazgo de osamentas de adversarios de los militares, en terrenos del antiguo cuartel de la compañía "Pumas", ha revivido el dolor de los familiares de esos desaparecidos, a finales de la década del sesenta y durante la década del setenta.
Durante la época del gobierno castrense, sobre todo en los primeros años, existía mucho temor de reclamar la desaparición de enemigos del régimen y las autoridades encargadas de las investigaciones tampoco se atrevían a profundizar en sus pesquisas, pero a finales de 1989 surgió un nuevo gobierno y los norteamericanos debieron haber suministrado desde entonces las informaciones que mantenían.
Los familiares de los asesinados tienen derecho a saber qué sucedió, dónde están los restos de sus parientes y quiénes fueron los responsables de esos crímenes políticos.
Quizás muchos de los casos han entrado en el período de prescripción de la acción penal, pero es necesario saber la verdad.
Por eso, aunque tarde, la decisión del secretario del Departamento de Estado, Colin Powell, es plausible. Ojalá los informes que provengan de Washington, ayuden a esclarecer muchos crímenes.
PUNTO CRITICO |
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