En la celebración de los carnavales siempre hay cosas malas, y entre ellas figura el hecho de que algunas personas fomentaban el desorden, sobre todo en las actividades de culecos.
La mayoría de las veces se trataban de personas un tanto pasadas de licor, quienes después de ser controlado por unidades policiales eran sacadas del lugar.
Eso era lo malo para ellos, pues el resto de los mortales seguían gozando y aprovechando cada uno de los minutos, horas y días de la fiesta de la farsa. No lo olviden, el desorden es con orden.