Eran considerados por muchos en el barrio, como la pareja ideal.
La unión conformada por Vicky Zulay Marín Prado, de 21 años, y Euribiades Joel Domínguez, un trabajador de la construcción de 24, parecía como ideada por los mismos ángeles.
Cotidianamente se les podía observar agarrados de la mano adonde iban, y ninguno de los dos escatimaba esfuerzos por demostrarse ante propios y extraños, lo mucho que se amaban.
Pero, ¿qué pudo haber ocurrido para que una hermosa relación, casi celestial, terminara en un homicidio?
Es algo que ni los más cercanos a la pareja se explican.
Doña Hilda Isabel Prado, madre de Vicky Zulay, asesinada por su esposo de una cuchillada en el abdomen, reveló que la pareja regresó el lunes de carnaval de participar en un culeco cerca a su residencia en Agua Buena, Chilibre.
"Estaban de lo más contentos", recuerda la señora. "Contaron anécdotas sobre la actividad y luego se fueron a acostar a su cuarto", puntualizó.
Cerca de las 9:00 de la noche del mencionado día, de forma sorpresiva, Vicky se levantó y le solicitó a una hermana que la auxiliara, porque estaba herida.
Nadie escuchó gritos ni reclamos, sólo vieron a la joven sangrando y solicitando ayuda.
Un atribulado Euribiades sólo atinaba a decir: "Yo no le he hecho nada, ella es la mujer de mi vida", sumergiéndose después en el llanto sin dar otra explicación.
Al final, Vicky fue llevada en una ambulancia al Hospital San Miguel Arcángel, donde no pudo resistir la operación, pues la cantidad de sangre que había perdido por la perforación del bazo, terminó por vencerla.
Atrás quedaron los sueños de esa pareja, de culminar la casita que ya habían iniciado, así como ver crecer a su pequeña hijita de un año, testigo de la tragedia de sus padres.
Mientras tanto, los seres queridos y los conocidos de la pareja siguen con la incógnita de lo que pudo ocurrir, algo que sólo Euribiades y nadie más que él podrá aclarar ante las autoridades y la sociedad panameña.
