La lealtad es uno de los más sagrados dones que un ser humano debe profesar para alcanzar la felicidad de una forma integral. Amistad y lealtad van de la mano por el camino de la convivencia exitosa. La Lealtad para ser creciente debe ser recíproca.
El círculo de la solidaridad, la amistad y la lealtad se rompe cuando el que recibe nuestra complicidad la traiciona y no reciproca. La Lealtad es una energía de doble vía que se estanca cuando no es correspondida. La Lealtad no puede ser confundida con la sumisión de los alabarderos y trepadores de la vida.
El ser humano, político y empresarial, que es Leal, es recto, digno e incorrupto, es Leal con un liderazgo honesto, fiel y realmente comprometido con los objetivos comunes, y no con sus intereses personales de poder ilimitado. Un amigo leal no cede al chantaje. El amigo Leal no es aquel que oculta o niega las desviaciones, distorsiones y perversiones de los caminos tortuosos.
La Lealtad es un corresponder con la verdad cruda, que abre los ojos ante la ceguera de la prepotencia, que nos obliga a defender lo que creemos y en quienes creemos.
El oportunismo, servilismo y deslealtad de los trepadores del poder, es el comején que destruye la madera de los líderes políticos o empresariales, y los distancia de los que con fidelidad y honor dijeron la verdad en algún momento difícil por el bien de lo colectivo.
La Lealtad es una aceptación de que todos no somos iguales, pero en esa diversidad multicolor se construye la unidad de una amistad sólida, columna vertebral con la que se señala el camino de la victoria para cualquier organización.
La experiencia nos señala que en una sociedad sin valores no hay Lealtad sino intereses en la mayoría de los casos. Es en el ámbito de la política donde se repite este siniestro resultado, manchando a las organizaciones políticas con lamentables divisiones.
Las organizaciones electoralistas se forman alrededor de intereses y sólo su crecimiento frágil se cimenta en forma absoluta en base a un continuo intercambio de intereses. En las organizaciones democráticas se valoran las Lealtades y son la herramienta más importante de su fortaleza y larga vida... pero sólo cuando son recíprocas entre los dirigentes y sus bases, entre los líderes y sus colaboradores que le ayudan a alcanzar la cumbre.
En la Ley de Causa y Efecto, el Karma y el sentido más profundo de la Lealtad rige una energía permanente de la vida: dar y recibir. Cuando este ciclo permanente se rompe, es el presagio de un rompimiento que carcome hasta destruir a las organizaciones.
Como decíamos en nuestras reflexiones, la Lealtad no es un monólogo sino un eterno fluir en ambas vías, que cuando se estanca presagia la tragedia. Por eso, en el Día de la Amistad, el mejor homenaje de complicidades es una Lealtad recíproca, si no moriría en su intento.