Chupampa se viste de amor
Angel Santos Barrios
Crítica en Línea
La iglesia de San Pedro en la comunidad de Chupampa, distrito de Santa María, fue testigo del amor que se juraron 12 parejas que estaban unidas y decidieron en adelante vivir en el Sagrado Sacramento del matrimonio. Alegría, aplausos y alguna que otra lágrima se observó en el templo católico de Chupampa, de parte de familiares, amigos y vecinos, cuando tomados de la mano desfilaban los contrayentes que tenían 15 y 20 años de vivir unidos. Aunque se casarían 20 parejas, como estaba programado originalmente, sólo asistieron 12, ocho parejas no pudieron contraer matrimonio porque Chupampa es un área cañera y sus habitantes dependen del trabajo de la zafra, por que el resto de los aspirantes no pudieron arreglar sus papeles de Fe de bautismo, y Certificado de soltería a tiempo. DE PUERTA EN PUERTA El responsable de este matrimonio colectivo es el Misionero del pueblo, Rogelio Castillo quien desde el mes de noviembre visitó, tocando puertas, a 30 parejas de esa comunidad que viven unidas y que no se habían casado por la Iglesia Católica. Castillo quien es misionero y además maestro jubilado, manifestó que su misión es que la gente viva como ordenó Jesucristo; en sagrado matrimonio. "Esto ha sido una lucha de visitas constantes y charlas, hasta que al fin 12 de las 20 parejas complacen al Señor". Mencionó que él seguirá en esto, porque lo considera como esas excursiones que hacen al exterior; "pero las excursiones que yo estoy promoviendo no van al exterior, si no que van al cielo". Con esa idea aseguró que seguirá trabajando. Enfatizó que estos matrimonios estaban programados para el año 2,000, sin embargo para el mes de agosto venidero hará una segunda promoción. Esta es una ceremonia bien larga dijo el padre Eugenio. Y sí que lo fue. A pesar de que se dio un matrimonio colectivo, la ceremonia del sacramento del Matrimonio se le hizo a cada una de las 12 parejas; a cada una se les bendijo las arras, se colocaron los anillos, se dieron el beso, comulgaron, firmaron cada uno, junto a sus dos padrinos, el acta de matrimonio. Con razón el padre Eugenio había dicho que se prepararan porque esta ceremonia podía extenderse hasta el amanecer y aunque fue larga, sólo llegó a la media noche. VIVAN LOS NOVIOS Al finalizar la ceremonia religiosa, los recién casados y feligreses no mostraron cansancio alguno, ya que se les notó el entusiasmo al gritar, aplaudir y rociarles arroz a los recién casados en la puerta principal de la iglesia. Casi en todas las 12 familias hubo brindis por los recién casados; el cielo de Chupampa se iluminaba constantemente con coloridos fuegos artificiales como señalando indistintamente un hogar con fiesta. De todas las parejas hubo una que sobresalió. La formada por Julián y Alicia González. Ellos tenían 50 años de estar viviendo unidos, y justamente al cumplir sus bodas de oro decidieron unir ese amor en Matrimonio eclesiástico. Dos gigantescos árboles de mango sirvieron de escenario natural para la fiesta que les hicieron nietos, hijos, vecinos y amigos, a Julián y Alicia, quienes tuvieron que esperar 50 años para partir la famosa "rebanada" del pastel de bodas ¿Acaso esperaron ese tiempo para darse el beso que se dieron esa noche? Quizás no; pero ese beso significó, que de aquí en adelante, Jesús les bendice al igual que a las otras 11 parejas porque aceptaron vivir bajo el Sagrado Sacramento del Matrimonio.
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