Otro obrero muerto a manos de un agente de la Fuerza Pública. El hecho registrado ayer en Colón, nunca debió suceder. Los policías deben entender que el uso de la fuerza letal, es un recurso extremo cuando la vida está en peligro.
El hecho se produce al día siguiente de que el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción (SUNTRACS) denuncia un supuesto plan para eliminar a sus dirigentes. Por más explicaciones que brinde el gobierno, es difícil que la población asimile esos alegatos, cuando está en juego la vida de una persona.
Al mismo tiempo es cuestionable que los uniformados les entren a patadas a personas esposadas, durante las protestas callejeras en la ciudad de Colón.
La dirigencia obrera también debe recurrir a modelos de manifestaciones que no generen enfrentamientos y mártires para el movimiento, ni tampoco afecten al resto de la ciudadanía ajena a los reclamos sindicales.
Lo sucedido en Colón requiere una investigación exhaustiva por parte del Ministerio Público.
Ese tipo de hechos donde se involucra a miembros de la Fuerza Pública, trae a colación el temor de aquellos que objetaban la eliminación de la Policía Técnica Judicial por un organismo adscrito a la Policía Nacional.
Ojalá que las sumarias para esclarecer las circunstancias en que un sindicalista muere a manos de un policía, no queden en el olvido y que las investigaciones se desarrollen de una manera objetiva e imparcial.
Es lo menos que espera la sociedad y los familiares de la víctima.