OPINION

REFLEXIONES
No sea la noticia de los carnavales

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Por Víctor Juliao Gelonch
Colaborador

Estamos en la última curva de las fiestas más renombradas y de mayor movimiento vehicular; me refiero a los carnavales. Se piensa que el término proviene del vocablo "carnavalenda", utilizado durante la edad Media y que se deriva del término italiano "Carnavale", que significa darle rienda suelta a la carne para luego entrar en el período de cuaresma y permitirle el paso a las conmemoraciones de la semana santa.

El diccionario ilustrado gran espasa, edición 1998, define el carnaval como los tres días que preceden al miércoles de ceniza. Tiempo que media entre la fiesta de Epifanía y el miércoles de ceniza. Fiesta popular que se celebra. Con el transcurrir del tiempo la gente le ha dado diversas connotaciones al carnaval y en muchas latitudes aprovechan ese acontecimiento para dar lugar a muchas actividades que en tiempos normales no harían. Es el momento de mucho desenfreno; donde la razón es ahogada por ciertas actitudes, que muchas veces son impropias y yuxtapuestas al tradicional comportamiento humano.

El carnaval en una fiesta popular; se celebra en Panamá desde finales del siglo XIX (1890), en que por primera vez se dieron en Tonosí. De acuerdo a documentos históricos los carnavales comenzaron en 1910 en la ciudad capital. Con el pasar de los años nuestros carnavales han conservado su estructura, organización y costumbres del pasado. El "Carnaval" es una celebración que se ha mantenido en un lugar de preferencia dentro de las tradiciones panameñas, la palabra "carnaval" en sí encierra diversión, relajación y felicidad para todos los panameños. Dentro de esa actividad también hay espacio para las grandes ceremonias. El desfile de las comparsas y la coronación son para de ellas.

Ya se han hecho tradición los populares encontrones entre los de arriba y los de abajo, teniendo como máximo exponente a la ciudad de Las Tablas, provincia de Los Santos. Mientras muchos se divierten otros tratan de sacarle provecho. Y es que el "carnaval" no sólo es diversión, también es una fuente de sustento, para muchas familias a través de la venta de comidas, bebidas, confetis, sombreros de paja, pistolitas de agua.

"Quítenme lo que quieran, pero déjeme gozar los carnavales", este es el sentir de muchos adolescentes. Ellos prefieren sacrificar todo, menos los carnavales. Y ahy de aquél, que en función de autoridad se le ocurra truncar estas fiestas.

Desde hace mucho tiempo he venido escuchando en los medios de comunicación lo siguiente: "queremos que sea parte de la noticia, no la noticia", y eso es precisamente lo que aconsejo en estos momentos. Durante los carnavales del año pasado, se produjeron diez muertes por accidentes de tránsito, y estoy seguro, que todas ellas tenían un denominador común, la influencia del poco importa que provocan los carnavales.

Esos caminos, esas calles, esas avenidas y carreteras, que construimos, mantenemos y rehabilitamos, no deben mancharse de sangre debido a la irresponsabilidad. Cada uno de nosotros debe tomar en cuenta, y con seriedad, las distintas señales de tránsito. Cooperemos con el agente quien sacrifica la diversión por el cumplimiento del deber. No abusemos de la suerte; no pongamos en peligro la vida de seres inocentes. Por eso cobra vigencia el lema señalado en el párrafo anterior; no sea noticia.

Se ha acuñado la frase de que los panameños lo único que toman en serio son los carnavales. En pocas palabras, si ese ímpetu lo utilizáramos para los grandes proyectos de la patria, otra nación sería mi Panamá. Ese día llegará más temprano que tarde. El país lo necesita; la sociedad lo reclama. Y me voy porque viene la mojadera.

 

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