EDITORIAL
La Cruz de Caña
Como un desafío a la paciencia jobiana de los cañicultores, miembros de la familia Virzi y Martinelli parece que han decidido no comprar la zafra producida en el área del ingenio La Victoria de Veraguas, lo que ha provocado una gran preocupación de estos agricultores que ven el peligro de que se pierda la caña cosechada. A pesar de que sólo existía un compromiso de palabra para adquirir esa caña, los productores se han encontrado de repente con la negativa de adquirir el citado producto, tal vez para comprar azúcar cruda proveniente del extranjero y que ellos refinarían menguando los costos de producción. De acuerdo a la dirigencia de los cañicultores, esto traerá la ruina de la provincia veragüense por la indolente decisión de no comprarle la caña a estos esforzados agricultores. Queremos advertirle al Ministerio de Desarrollo Agropecuario y a los que gobiernan, que estos hechos son los que desencadenan las grandes revoluciones. Este es un auténtico detonante y las autoridades del ramo deben reflexionar sobre el asunto con este bien que es el ingenio La Victoria cuyo costo de construcción ascendió a más de 11 millones de balboas y que se vendió a la empresa privada por menos de 10 millones de balboas. Propiciar la miseria de un pueblo, ya de por sí víctima del desempleo, es sumamente peligroso y el gobierno debe tenerlo en cuenta. Además, a este escándalo se suma la venta de tierras de esa área a tres centésimos el metro cuadrado y según un semanario de la localidad, el favorecido es Jorge Araúz Arango, concesión otorgada por el gobierno de Ernesto Pérez Balladares. Los señores Virzi, Martinelli y Araúz no deben jugar con los indómitos hijos de la tierra de Urracá que son luchadores probados. El gobierno debe sugerirle no provocar más a los trabajadores cañeros porque está en juego la subsistencia de varias comunidades agrarias. De insistir en ello el neo gobiernista Ricardo Martinelli y el perredista Felipe Virzi, tendrán que enfrentarse a las consecuencias de una reacción virulenta que muchas veces se sabe cómo empieza, pero no cómo termina.
PUNTO CRITICO |
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