P ara los que sufrimos los vejámenes y abusos de los militares dictatoriales durante veintiún años, nos supo muy amargo escuchar que se quería convertir en "héroes".Bastante es saber que la mayoría de los violadores de los derechos humanos no han recibido el peso de la justicia. Menos, que se sepan dónde están los cuerpos de los más de cien desaparecidos durante esta sangrienta dictadura narco-traficante.
Cuando escribo sobre ese período, siempre encuentro jóvenes que me piden más información. Eran niños en esos años y no pueden recordar los horrores que se vivieron. Además, no siempre encuentro personas que quieran hablar del tema...
Una de las cosas peores que ocurrieron cuando la invasión (liberación), fue saber que armamentos de guerra estuvieron escondidos en hospitales y oficinas gubernamentales.
En instalaciones del Santo Tomás y el Seguro había armas que se distribuyeron entre los CODEPADIS y Batalloneros de la Dignidad, los "para militares" que inventó Noriega.
En Carrasquilla, en el Departamento de Aseo, tenían cajas de armamentos a pesar de ser un lugar de trabajo de civiles.
Miles de armas circularon por todo el país, ya que los militares querían un "levantamiento" popular contra los Estados Unidos, cosa que no ocurrió.
Recuerden el contenedor lleno de armas encontrado en tierras altas de Chiriquí... Por eso por semanas se vendían revólveres pistolas y AK47 a pocos dólares por el país.
Hay que decir también que hubo unos cuantos civilistas que se aprovecharon de la situación para hacer dinero.
Uno de ellos daba dólares en efectivo a cambio de libretas "congeladas" de bancos, y cheques que no se podían cobrar aquí. Luego las cobraba en el exterior y se ganaba una buena comisión.
La cambiadera de cheques "fuera de los bancos" se convirtió en buen negocio para varios, la mayoría de la dictadura. Las transacciones se hacían en sitios públicos o a escondidas, con mucho recelo de ambas partes.
Adinerados panameños viajaban a Miami con bolsillos secretos hechos en sus vestidos, para depositar allá su plata.
Poco se habla de los panameños que viajaron al Canadá como refugiados, donde recibían dinero del gobierno.
Incluso gente que hoy es PRD se tuvo que ir al extranjero "porque no se podía vivir en Panamá".
Lástima que se quiera esconder detalles de la mala vida que nos dieron, los que ahora quieren aparecer como "angelitos". Nuestros historiadores parecen tener miedo a escribir la verdad...