Las nubes negras vestían el cielo de luto y unas cuantas gotas eran las lágrimas que parecían derramar los ángeles, minutos antes de despedir a Dennis Alexander Lyons, el universitario que falleció por un accidente entre su mejor amigo y él.
Ayer, viernes, a la 1:00 p.m., se encontraba el cuerpo presente del hoy difunto en la Iglesia Santa Ana.
Dennis Alexander Lyons, de 20 años, nació el 17 de julio de 1984, y falleció el pasado 29 de enero, cinco minutos después de haber llegado a la Sala de Urgencias del Hospital Santo Tomás, con un disparo en el tórax.
La madre del hoy occiso, aún después de haber perdido al más pequeño de sus dos hijos, confesó a "Crítica" que la muerte de su "bebé" fue por accidente. Al parecer los jóvenes jugaban con el arma cuando ésta se disparó.
TRISTE DESPEDIDA
Aunque la iglesia no se encontraba abarrotada, fueron muchas las personas que se reunieron para despedir a Lyons, quien dejaba sus deseos de superación en una caja fría.
Sus amigos se hicieron notorios en el sepelio, vestidos todos casi en uniforme: con un pantalones jeans y suéteres blancos. El más apegado a él llevaba una bola de fútbol firmada por todos sus compinches.
Los minutos pasaban y el ambiente era cada vez más triste. El sermón del párroco fue directo: aconsejaba a los padres y pedía prudencia a los jóvenes.
"Nadie tiene la vida comprada. Todos vamos a morir y tendremos que rendirle cuentas a Dios. Por ello, hoy es buen día para arrepentirse y acercarse al Creador", dijo el sacerdote, pidiendo "paz en la tormenta".
La misa terminaba y la hora cero se aproximaba. Sus amigos y seres queridos formaron filas para verlo por última vez. Justo cuando cargaban con el féretro, la madre, desgarrada por el dolor, gritaba sin compasión: "déjenme ir con mi bebé", lo que rompió el corazón de los presentes.
El cajón donde se alojaba el cuerpo de Alexander, se perdió entre la tierra oscura.
SOLO UNA BALA
Dennis Alexander Lyons cursaba el tercer cuatrimestre en el Instituto Superior Politécnico de América. Estudiaba Ingeniería Eléctrica y soñaba con terminar sus estudios e irse a Estados Unidos.
"Parras" o "Caballito", como era conocido entre sus amistades cercanas, estudiaba con una beca que había ganado en el 2003, en la Escuela Artes y Oficios Melchor Lasso de La Vega, donde realizó estudios secundarios.
Según la señora Lyons, el día de la tragedia su hijo se encontraba en Calle 14 de Santa Ana, cerca del Restaurante "La Buena Suerte", junto a su mejor amigo, un menor de 16 años.
Al parecer, ambos jóvenes jugaban con una pistola, la cual se supone es una 9 milímetro.
Se informó que cuando se dio el trágico suceso, el menor tenía el arma y estaba cargada.
Entre relajos, el menor cayó en un hueco y el arma se disparó impactando un proyectil en el tórax a Lyon.
Su muerte dejó un gran vacío.