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La Junta de embarra, vieja costumbre que se niega a desaparecer
Diamar Díaz
Crítica en Línea
Una de las costumbres más arraigadas en el interior de la República son las Juntas de Embarra. Esta es una institución de carácter cooperativo, libre, que se da de manera espontanea y sin previa autorización. En las Juntas el trabajo se efectúa de la siguiente manera, después de colocada y regada la paja sobre el barro, se pisa suavemente de adelante hacia atrás. Los participantes trabajan en fila abrazados por sus hombros, pisando sobre el barro al compás de un instrumento de percusión. A un costado siempre están los cortadores, quienes entran en acción cuando la mezcla de los materiales ya está en su punto. Al otro están los embarradores y cargadores de las pellas que levantan a golpes de sus pies, los cortadores. Muchos de nuestros abuelos se conocieron en este singular evento ya que las mujeres se dedicaban a cocinar, mientras que los jornaleros se dedicaban a la dura jornada de levantar una casa, sobre todo para alguna pareja recién casada y de escasos recursos. En muchas ocasiones se practicaba la costumbre de pagar el "peón". ¿En que consistía?. Dependiendo de la necesidad, una o varias personas se ofrecían para realizar este trabajo de manera gratuíta, para que en un futuro el beneficiario se sintiera obligado a devolver el favor, cooperando de la misma manera. Hoy día las juntas de embarra se dan muy poco, debido a que las casas de cemento, han reemplazado a las viejas de adobe, pero si visita nuestra campiña interiorana todavía verá en pueblos como Guararé, Las Tablas, La Arena, Parita y otros más, que tienen viviendas hechas de esta manera, algunas hasta con cien años de antigüedad, que permiten recordar un pasado glorioso en que hombres y mujeres, hacían trabajos sin esperar una paga y en que el honor demostrado a través de palabra era lo más importante y que no necesitaba de un papel firmado.
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Hoy día las juntas de embarra se dan muy poco, debido a que las casas de cemento, han reemplazado a las viejas de adobe, pero si visita nuestra campiña interiorana todavía verá en pueblos como Guararé, Las Tablas, La Arena, Parita y otros más, que tienen viviendas hechas de esta manera, algunas hasta con cien años de antigüedad, que permiten recordar un pasado glorioso en que hombres y mujeres, hacían trabajos sin esperar una paga y en que el honor demostrado a través de palabra era lo más importante y que no necesitaba de un papel firmado.
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