Mientras los parroquianos de la mesa bochinchosa se la pasaban discutiendo sobre quién debería ser el próximo presidente, el Cholito Mesero quería conversar a solas conmigo.
"Quiero que usted me aclare algo de política, porque supongo que por ser periodista sabe muchas cosas", indicó el famoso mesero.
"Bueno, si tengo una respuesta te la digo. Los periodistas no somos genios", contesté.
"Es que quiero que me diga si para presidente de Panamá se necesita ser millonario", preguntó.
"No Cholito Mesero. La ley dice que solamente hay que tener más de treinta y cinco años y no haber sido condenado por algún delito", le dije al mesero del viejo café de Santana.
"Pues yo creo que esa ley está equivocada", argumentó.
"Mire, todos los candidatos tienen sus buenos millones, incluso la que dice que es "del pueblo", explicó el mesero."Lo que sucede es que para hacer política se necesita mucho dinero", añadí. "Esa plata la consiguen con donaciones y de su mismo bolsillo", aclaré.
Puso cara de velorio el eficiente mesero. Le pregunté por qué estaba triste.
"Es que pensé que en las próximas elecciones podría ser candidato a presidente, porque yo sí soy del pueblo", dijo muy serio el Cholito.
Confieso que tuve que morderme los labios para no soltar una risotada.
"Yo haría un partido llamado "Bistec con papas", porque esa sería mi principal promesa de campaña. Mi gobierno lucharía porque todos los panameños al menos comiéramos bistec con papas".
Me reí ante la ocurrencia del Cholito Mesero. Le quise decir que con ese nombre no iría a ningún lado. Parece que captó mi pensamiento.
"No se ría, periodista, que aquí hubo un partido Papá Egoró que nadie sabía qué era eso, y sacó un montón de votos", señaló.
Le di unas palmadas de respaldo al curioso mesero. Pero volví a insistir que la política cuesta mucho dinero.
"Entonces los que manejarán este país siempre serán los ricachones", me gritó molesto el mesero.
"Estoy de acuerdo contigo, pero esa es la realidad de la política panameña", afirmé.
"Hay que luchar para que los pobres también puedan dirigir a Panamá. Estoy seguro que gobernarían mejor que muchos de los que ahora están arriba", dijo molesto.
"Eso habría que verlo. A lo mejor los pobres en el poder son peores que los millonarios", contesté con filosofía.
