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Querido (a) Hermano (a):
Hoy con la presentación del Señor o Fiesta de la Luz, Jesús aparece en el templo como la luz que ilumina las naciones, presentémonos también nosotros en el templo y pidámosle que nos dé la gracia de ser "candelas" para iluminar las tinieblas de este mundo. ¿Acaso no ha entrado Cristo con este signo en la historia humana? ¿Es que El no emerge a nosotros en cada época de la historia del hombre?.
No existe una sola época en la que EL no haya sido objeto de contradicción. Y en esta contradicción se revela siempre de nuevo la luz que ilumina al hombre.
¿No es nuestro siglo también una época de contradicción multiforme en relación con Cristo? ¿Y precisamente en este siglo no se vuelve Él a manifestar como la luz que ilumina a los hombres y a los pueblos? El signo luminoso con el que en este día hacemos profesión de Cristo, hijo de María, Cristo nacido en Belén y presentado en el templo, Cristo crucificado y resucitado, es un signo sencillo y, al mismo tiempo, repleto de riqueza. Rico como la vida misma, pues realmente la vida era la luz de los hombres (Jn 1, 4).
Cristo es la luz de la vida humana. Es la luz, porque disipa las tinieblas, porque alumbra sus misterios, porque responde a los interrogantes fundamentales y definitivos. Es la luz, porque da sentido a la vida, porque lleva al hombre al convencimiento de su dignidad.
En el signo de esta luz nos congregamos hoy en el templo, al igual que María y José fueron al templo de la Antigua Alianza, que esperaba al Mesías. Estamos aquí para revivir el misterio de la presentación del Señor, de su presentación en el templo, convertida en modelo y fuente de inspiración, luz que ilumina la vida humana. Vivamos en Cristo con la luz de la Presentación. ¿No se transforma el mundo entero en un gigantesco templo cósmico mediante el corazón del hombre, en el que éste ofrece <
¿No se transforma en un inmenso espacio cristocéntrico del espíritu creado, en el que actúa el Espíritu Santo? ¡Oh, de qué no es capaz el pequeño corazón del hombre cuando se deja penetrar por la luz de Cristo y se convierte en templo de la Presentación! Reflexión del Papa Juan Pablo II, tomada del libro "Conmigo Día Tras Día". Dios te bendice por solidarizarte con la obra PRO-FE en bien de tus hermanos mas necesitados. |
