Funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y México se reunieron para solucionar una disputa sobre la seguridad en la frontera.
El canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, y el embajador estadounidense en México, Tony Garza, se reunieron para subsanar los roces, surgidos por una carta enviada por Garza al presidente mexicano Vicente Fox.
En la carta, Garza decía que "la incapacidad de las fuerzas del orden público locales para hacer frente a la batalla entre delincuentes de la droga, los secuestros y la violencia en general, tendrán un efecto negativo en el intercambio, el turismo y el comercio".