EDITORIAL
La corrupción
He allí la referencia más famosa y recordada de la degeneración del hombre: Adán y Eva, comiendo el fruto del árbol en el centro del jardín, y atragantándose por codicia. Al menos así lo han entendido los hebreos desde que el tiempo es tiempo entre ellos, y heredaron la idea a occidente. Al pasar los siglos se han sucedido los Adanes y las Evas, dispersos en el surco profundo y complejo de la historia de la humanidad, y tiñendo el tiempo con sangre, traiciones, mediocridad y lamentaciones. Del Génesis al Apocalipsis en la Biblia, todo es un gran relato de trastiendas, mentiras y traspiés, alegoría maravillosa y genial para pintar al hombre mismo, y las sociedades que ha sido capaz de crear. ¿Quiere decir que no hay remedio? ¿Estamos condenados los hombres y mujeres de todos los tiempos a repetir el episodio triste del Edén? Al pasar revista por la historia reciente de la humanidad, y más específicamente la republicana panameña, las esperanzas palidecen. Y más atrás en los anales, no se ven mejores momentos. Siempre ha surgido algún Adán, o alguna Eva, que al resto de los istmeños nos ha hecho la vida más amarga, e intolerable la sola idea de un futuro. Sin embargo el mundo, y a Dios gracias también Panamá, ha gozado siempre con la presencia de un resto bueno que señala los errores y enumera los caminos de salida; que levanta la voz para ayudar a corregir rumbos, y permite a la humanidad deshacer entuertos, y levantar tiendas donde el temporal no dañe la promesa de los hijos. Le ha tocado a los obispos panameños ser la voz de muchos, y llamar la atención a la feligresía sobre la corrupción. Pero no solo aquella institucional, la que desangra las arcas estatales, o se vale de la influencia de un puesto para alimentar las propias. Hablan los prelados del sofisticado concepto del "juega vivo", que tanto daño le ha hecho a la nacionalidad y a la identidad del istmeño, y se ha encumbrado como filosofía rectora de nuestras actuaciones. No faltaron quienes se sintieron aludidos por el episcopal campanazo a las entretelas de lo panameño, y han salido a ladrar. Más que eso, sería mejor acción levantar la mochila de la tierra y empezar a caminar hacia horizontes más claros. Con un primer paso se inicia una larga caminata.
PUNTO CRITICO |
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