Brasil obtuvo respiro con devaluación
pero su futuro es incierto

Brasil
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Brasil tuvo el jueves un
respiro en su crisis económica tras devaluar la moneda, pero la suerte
del gigante latinoamericano quedó en manos de la reacción
de los mercados y la sanción legislativa de un duro plan de ajuste
fiscal.
La desvalorización del real el miércoles en más
de 8.0 por ciento aminoró los ataques especulativos y el retroceso
de las cotizaciones de acciones brasileñas, aunque no eliminó
las presiones sobre la octava economía del mundo.
"La primera preocupación es saber cómo van a reaccionar
los mercados en los próximos días y eso va a dictar la evolución
de los acontecimientos", dijo a Reuters el analista político
Ricardo Pedreira, de la consultora Santa Fe Ideas.
"Y ahora está en manos del Congreso el elemento que va a
permitir al país atravesar el natural proceso de especulación",
agregó sobre el duro paquete de ajuste fiscal propuesto por el presidente
Fernando Henrique Cardoso.
Brasil desvalorizó el real, columna vertebral de un plan de estabilidad
iniciado hace más de cuatro años, en un desesperado esfuerzo
por evitar una "maxidevaluación" y una crisis financiera
similar a la que golpeó a Rusia en agosto.
Pero analistas y operadores de los mercados de todo el mundo, sacudidos
el miércoles por la medida, continuaron preguntándose si el
nivel de desvalorización fuese suficiente.
El principal índice de la Bolsa de Valores de Sao Paulo, luego
de abrir en alza, retrocedió más de 3.0 por ciento en la tarde
del jueves, volviendo a arrastrar a muchos mercados latinoamericanos.
La cotización del real, que abrió más firme, volvió
a caer para alcanzar el techo de la nueva "banda amplia" establecida
el miércoles por el Banco Central, de 1.22 y 1.32 reales para la
compra y venta de cada dólar, respectivamente.
Y el flujo de salida de divisas acumuló el miércoles,
tras la devaluación, un saldo negativo de 1,090 millones de dólares,
reflejando la incertidumbre de los inversores.
La fuga de divisas fue una de las principales razones de la crisis brasileña,
luego que provocaron una caída de las reservas internacionales desde
70,000 millones de dólares en agosto a unos 45,000 millones.
Para evitar una debacle, el gobierno elevó las tasas de interés
y negoció un duro paquete trienal de austeridad con el Fondo Monetario
Internacional (FMI), a cambio de créditos por hasta 41,500 millones
de dólares.
El Congreso aprobó gran parte de los aumentos de impuestos y
recortes de gastos propuestos por Cardoso, pero aun debe sancionar medidas
clave, incluyendo propuestas reformas en la previsión social y el
sector tributario.
Si el país resiste la ola especulativa en el corto plazo y el
presidente obtiene la aprobación de su programa, "creo que habremos
atravesado la parte más difícil del proceso", dijo Pedreira.
Eso devolvería la confianza en la mayor economía del mundo,
socavada por los ataques especulativos desatados por la moratoria rusa de
agosto, agregó.
"La cuestión clave para el mercado es si la alteración
de la tasa de cambio de ayer (miércoles) fue o no suficiente para
contener la salida de reservas", dijo por su parte una nota del banco
de inversiones Salomon Smith Barney.
Y agregó que inicialmente parecía insuficiente.
El persistente nerviosismo de los mercados brasileños motivó
el jueves rumores de una eventual renuncia del ministro de Hacienda, Pedro
Malán, negada por portavoces de la cartera.
La versión fue alimentada por la dimisión el miércoles
del presidente del Banco Central, Gustavo Franco, un estrecho amigo del
ministro y tenaz defensor de la estabilidad del real.
La agudización de los problemas financieros de Brasil fue provocada
por la decisión del rebelde estado de Minas Gerais de suspender por
90 días los pagos sobre su deuda con el gobierno central, de 13,400
millones de dólares.
La medida, adoptada por el gobernador y ex presidente Itamar Franco,
despertó temores en los mercados mundiales de que también
se viera afectada la deuda externa del estado.
Cardoso insistió el miércoles que Brasil honrará
todos sus compromisos y cumplirá las metas acordadas con el FMI,
en un esfuerzo por mantener la credibilidad en el país.
El presidente también reclamó del Congreso la sanción
de su plan fiscal, que prevé ahorrar 84,000 millones de dólares
en tres años.
Los legisladores aprobaron el miércoles varias de las medidas
propuestas, según analistas, por los ataques especulativos y la devaluación
del real.

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