Tenía rato de llevar una identidad robada. La policía logró la captura de un sujeto que supuestamente, había matado a cinco personas y se había apoderado de la identidad de cada una de ellas.
Se trata de un bocatoreño que fue detenido en Changuinola en octubre de 2006, tras vinculársele a la muerte del Pastor, Feliciano Padilla.
El nombre real, según las investigaciones, es Franklin José Salazar González, quien pagó una condena de 10 años de prisión por el homicidio de Martín Araúz Suira, además se dice que fue investigado por la muerte de Benjamín Cárdenas Grajales, de la que resultó sobreseído provisionalmente y figura como sospechoso en un par de desapariciones físicas en Bocas del Toro.
Lo que hacía este sujeto era parecido al filme de robo de identidad, pero cayó al fin.
Las autoridades del Ministerio Público sospechan que este hombre es un posible asesino múltiple, después de evaluar las circunstancias de sangre en las que posiblemente está envuelto, no sólo en Bocas del Toro, si no en otras partes del interior del país.
Todos los casos vinculados al sujeto mencionado se desarrollan bajo circunstancias similares, donde las víctimas desaparecen de lugares donde él ha estado viviendo con ellas y luego aparecen sus huesos o cuerpos putrefactos, lo que hace difícil la investigación y a su vez vinculación con alguna persona.
En el homicidio del Pastor Feliciano, que es el último conocido, aunque el cuerpo fue encontrado en avanzado estado de descomposición se determinó que falleció a consecuencia de asfixia por sofocación, pero además tenía evidentes golpes en la cabeza, lo que puede significar que su victimario lo golpeó y luego lo asfixió hasta matarlo.