La cólera no es otra cosa que la explosión de un cúmulo de irritaciones usualmente menores, insignificantes en sí mismas, que al sumarse se convierten en algo gigantesco. Pero el valor de la familia, la convivencia humana, la amistad, el amor y la paz están por encima de cualquiera de aquellas causas por la que usted generalmente se enoja. No vale la pena encolerizarse y perder la cabeza por nada. Hay que evitar la ira y la cólera, esos arrebatos emocionales tan dañinos que causan tanto mal en sus hijos, su cónyuge, sus familiares y amigos.
¿Cuáles son las causas que más le provocan irritación? Haga una lista de ellas y analícelas una por una. Puede ser que los niños dejen todo desordenado, que su esposo no se coma la cena que con tanto esmero le preparó, que no reconozcan todo lo bueno que usted hace, que a menudo olvide dónde deja sus pertenencias y por ende no sepa dónde encontrarlas, que otros le griten o le hablen de mala manera, etc. Después de hacer su lista, razone y ore.
Tenga presente, por ejemplo, que los niños siempre serán desordenados, porque no tienen el juicio desarrollado como los adultos, viven en su pequeño mundo y no han adquirido el hábito del orden. Todavía están creciendo y no pueden apreciar los valores de los adultos. Rezando desarrollará más paciencia, comprensión y motivación para corregir a sus hijos.
Si su esposo alguna vez deja la comida, probablemente sea por cansancio; compréndalo cuando llega fatigado y nervioso de su trabajo. Usted puede ser un poco culpable, porque ya no se esmera como antes.
Si siente que nadie le reconoce las cosas buenas que hace, no vale la pena irritarse. Usted tiene que saber que Dios todo se lo reconoce y todo lo bueno que hace queda escrito en el libro de la vida.
Para evitar la cólera pida al Señor Jesucristo que del mismo modo en que es capaz de cambiar las inclinaciones y vicios de cualquier persona y de dar fuerzas para vencer los malos deseos de robar, de levantar calumnias y de hacer daño, pida que le dé fortaleza para vencer sus pecados emocionales.
Usted puede ser una persona nueva, porque todo es posible con la ayuda de Dios. Recuerde que con Él, usted es ¡INVENCIBLE!