CONSULTORIO MEDICO Cómo combatir las ronchas del afeitado

Dr. Hiller
Estimado Dr. Hiller: Tengo muchos problemas en el trabajo debido a mi barba cerrada ya que las normas de mi empresa exigen que todos estemos totalmente rasurados en todo momento. A causa de ello me afeito varias veces al cabo del día y la piel de mi cara empieza a resentirse por ello. Tengo el cuello y la barbilla llenos de ronchas por afeitarme tanto. ¿Pueden darme algún consejo sobre qué hacer con mi cara y que haga feliz a mi jefe? Estimado Lector: La enfermedad que nos describe se conoce con el nombre de pseudofolliculitis barbae o PFB abreviado. Es un problema muy común en los hombres con mucha barba, que se afeitan. Como el pelo vuelve a crecer tras el afeitado, incluso puede crecer dentro de la piel, esto provoca las llamadas "ronchas del afeitado" características de la PFB. En algunos casos, como el suyo, dejarse crecer la barba no es la solución, puede que cambiando sus hábitos de afeitado o utilizando un método diferente para eliminar el pelo, el problema disminuya. En una barba rizada el pelo se vuelve hacia atrás y penetra en la piel. El rasurado mantiene el extremo del pelo cerca de la superficie de la piel y hace que éste vaya tomando forma preparando el terreno para la aparición de la PFB. Las ronchas del afeitado propician que el pelo vuelto penetre en la piel (penetración extrafolicular) o bien hace que la punta del pelo perfore el folículo capilar antes de que salga a la superficie de la piel (penetración transfolicular). Cuando un pelo empieza a crecer hacia dentro, el organismo reacciona y lo considera como un cuerpo extraño. Es entonces cuando se inflaman dando a lugar a unas ronchas, en ocasiones llenas de pus, que se forman alrededor de los pelos incrustados. En hombres con una PFB grave, toda la zona de la barba puede estar cubierta de molestas y antiestéticas ronchas que con el paso del tiempo pueden cicatrizar y decolorarse. La única manera segura de combatir la PFB es dejarse crecer la barba. En tres o cuatro semanas, los pelos vueltos desaparecerán así como la inflamación subsiguiente. Incluso si no quiere tener barba, si padece una PFB grave es una buena idea dejársela crecer por lo menos un mes después y volver a afeitarse o bien tomar otras medidas depilatorias en caso de que vuelvan a aparecerle las ronchas del afeitado. Para disminuir la aparición de las ronchas del afeitado, rasúrese siempre en el sentido de crecimiento de la barba, evite las cuchillas de doble filo y no tense la cara mientras se afeita. El propósito de estas medidas es evitar un afeitado demasiado apurado, lo que dejaría al pelo debajo de la superficie de la piel y aumentaría la posibilidad de una penetración transfolicular. Humedecer la barba con agua templada o vapor antes del afeitado facilita que se corte el pelo y reduce la profundidad de las puntas. También, medite la posibilidad de afeitarse menos frecuentemente y/o utilice algún tipo de maquinilla de afeitar de cuchillas no-rotatorias que no apuren al máximo el rasurado. Para ayudar a la eliminación del vello de la cara, puede utilizar brochas faciales o toallitas húmedas, o incluso puede utilizar su cepillo de dientes, si tiene las cerdas poco afiladas, sobre su piel tras haberse lavado la cara y antes del afeitado. Para aliar los pelos vueltos incluso puede utilizar agujas estériles; pero consulte con su médico primero, porque a lo mejor esta técnica puede producirle una infección u otros daños cutáneos como por ejemplo cicatrices si no se efectúan correctamente. A algunos hombres que padecen PFB les puede ser de mucha ayuda las nuevas técnicas de depilado. Como con la depilación el pelo no se elimina debajo de la superficie de la piel y no afila las puntas, es menos probable que éste perfore la piel o el folículo y por tanto crezca hacia fuera. Sin embargo hay que tener en cuenta que algunas técnicas de depilado pueden ser molestas e incluso causan irritación cutánea a algunas personas. Las pinzas y la cera evitan que crezcan las puntas del pelo que dejan las cuchillas, sin embargo eliminan el pelo entero, forzando al nuevo pelo a crecer sobre la superficie de la piel y no debajo de la misma. La electrólisis detiene permanentemente el crecimiento del pelo al cortar el folículo capilar mediante una descarga eléctrica. Como cada folículo debe ser tratado de modo particular, el proceso puede convertirse en algo tedioso cuando no impracticable en casos de depilación de zonas grandes. La destreza es especialmente importante cuando se está practicando una electrólisis en pacientes con PFB que tengan los folículos capilares vueltos, ya que pueden producir cicatrices. En los últimos años la depilación mediante láser se ha convertido cada vez más en un método muy popular. Los rayos láser producen un intenso haz de luz que puede ser selectivamente absorbido por los pigmentos oscuros del pelo y/o por el folículo capilar. Algunos sistemas de láser han sido diseñados para seleccionar como objetivos los pigmentos, otros se basan en pigmentos que son introducidos dentro del folículo capilar antes de la sesión. Como los pigmentos absorben la energía del láser, el folículo se quema, disminuyendo así su capacidad para producir pelo. A diferencia de la electrólisis, la depilación mediante láser puede seleccionar entre sus objetivos a muchos folículos capilares simultáneamente. Esto hace que esta técnica sea más rápida y más práctica para tratar grandes zonas. Aunque los láser no pueden hacer desaparecer el pelo de una zona de modo permanente, pueden retrasar el crecimiento continuo y disminuir permanentemente el tamaño del pelo en el área tratada, beneficiando así al paciente de PFB. También supone una ventaja para ellos el hecho de que el pelo que vuelva a crecer tras una depilación mediante láser es más débil y más flexible que el pelo eliminado. Los datos que disponen los investigadores acerca de los efectos de la depilación mediante láser en el tratamiento de la PFB son escasos. Los resultados de un estudio, dirigido por la doctora Cindy Rogers y Dee Anna Glaser de la Facultad de Medicina de la Universidad de St. Louis, fueron publicados en el número de agosto de 2000 de la revista especializada Dermatologic Surgery. Los nueve pacientes que se sometieron al estudio recibieron dos tratamientos de láser, con un mes de intervalo entre uno y otro. Cada hombre recibió un tratamiento que se limitó a dos áreas concretas, una en las mandíbulas y otra en la barbilla. A su vez se dejaron sin tratar las mismas zonas del otro lado de la cara para cotejar los cambios producidos. Un mes después del segundo tratamiento, la media de ronchas de afeitado había descendido en un 81% en los lugares de las mandíbulas tratados con láser y un 31% en las áreas no tratadas. En las zonas del cuello tratadas, se produjo una disminución del número de ronchas del 54% y del 16% en las zonas no tratadas. Después de dos meses, la disminución fue del 66% en las zonas de la mandíbula tratadas, de un 23% en las zonas de la mandíbula no tratadas, de en un 44% en las zonas del cuello tratadas y de un 3% de disminución en las zonas del cuello sin tratar. A pesar de que los resultados obtenidos por las doctoras Rogers y Glaser son prometedores, el estudio era de pequeño alcance y la duración del mismo fue relativamente corta. Nueve de los 18 hombres que se sometieron en un principio a la prueba, no completaron la misma. Seis no acudieron a todas las citas; dos fueron eliminados del estudio por la aparición inmediata de efectos secundarios del tratamiento (ampollas y pérdida en la pigmentación); y el restante se autoexcluyó del estudio a causa también de molestias asociadas con el láser. Ninguno de los pacientes que completaron el estudio se quejó de haber padecido dolor alguno por la técnica empleada. Como suele ocurrir tras una sesión de depilación mediante láser, casi la mitad de los hombres del estudio desarrollaron un enrojecimiento parcial en las zonas tratadas. A pesar de que puede que vuelva a aparecer algún pelo vuelto tras una depilación por láser, no empiece ningún tratamiento mediante electrólisis u otros tratamientos mediante láser a menos que sea consciente de que la pérdida del pelo facial será permanente. Si intenta dejarse la barba tras uno de estos tratamientos, puede que la barba sea mucho más rala de lo que le gustaría. Aunque la PFB puede darse en cualquier hombre que tenga la barba muy cerrada, es especialmente común entre los africanos y sus descendientes. Más de la mitad de los afroamericanos que se afeitan tienen en algún que otro grado PFB. También pueden ocurrirle los mismos problemas a los hombres que se rapan la cabeza o a las mujeres que se afeitan su vello púbico.
|