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CRIMENES FAMOSOS
Terror en la campiña

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Max Heines

Tres niñitas fueron arrancadas de las calles de Cannock Chase en pleno día.

Cannock Chase es una zona de 130 kilómetros cuadrados ubicada a unos 32 kilómetros al norte de Birmingham, Inglaterra.

El miércoles 8 de septiembre de 1965, Margaret Reynolds, de siete años, de Birmingham, desapareció luego de dejar su hogar para volver a la escuela después del almuerzo. La hermana de Margaret la acompañó parte del camino pero las niñas se separaron, ya que concurrían a escuelas diferentes. Nadie vio a Margaret después de ese miércoles al mediodía. La policía condujo una intensa investigación puerta por puerta, pero no encontró a una sola persona que hubiera visto a Margaret.

Casi cuatro meses más tarde, Diane Tift, de cinco años, del cercano Bloxwich, dejó la casa de su abuela para jugar afuera. Su madre estaba en una lavandería automática cerca de la casa. A las 3:00 de la tarde la hermana mayor de Diane, Susan, le contó a su madre que la pequeña Diane acababa de pasar caminando ante la ventana de la lavandería. Luego de ello, simplemente desapareció. Cuando la niña no pudo ser encontrada, su angustiada madre informó de su desaparición.

La distancia entre las localidades donde las dos niñas habían desaparecido era de doce kilómetros. Aunque la policía no tenía certeza de que los dos casos estuvieran conectados, había una grave preocupación de que un asesino en serie de niños, estuviera acechando, raptando y matando a niñitas.

Pasaron meses antes que un hombre que caminaba a lo largo de una zanja en Cannock Chase viera lo que pensó que era un atado de ropa descartada. Se acercó a las ropas y quedó horrorizado a la vista del cuerpo descompuesto de una niñita. Llamó a la policía. Un oficial, buscando a lo largo de la zanja, vio lo que pensó que era una roca. Al examinar su descubrimiento, se dio cuenta que era un cráneo humano. Margaret Reynold y Diane Tift, habían sido encontradas por fin.

El 19 de agosto de 1967 sucedió nuevamente. Christine Darby, de siete años con su madre y su abuela en el cercano Walsall. A la hora del almuerzo salió para jugar con sus amigas en el brillante sol a lo largo de la calle Camden. Un auto de color se detuvo al lado del grupo de niñas. De acuerdo a las jovencitas, el hombre al volante bajó la ventanilla y dijo, "¿Podrían mostrarme el camino a Carmer Green, por favor?" Las niñas respondieron al unísono, "por ese camino". El hombre hablando directamente a Christine, dijo, "¿Podrías subir y mostrarme el camino, por favor?" Mientras hablaba abrió la puerta del pasajero. Christine saltó al auto.

Y así una tercera niña había sido arrancada de las calles en pleno día. Esta vez el secuestrador dejó pistas. La pronunciación de las palabras Carmer Green indicaron que era un hombre local. Carmer Green era la palabra vernácula por Caldmore Green. Sólo un nativo usaría el término Carmer Green. Las jovencitas también describieron al hombre como de unos treinta años, cabello oscuro, afeitado, bastante delgado y con una camisa blanca sin corbata.

Gran cantidad de policías se abrió en abanico sobre el vecindario. Un oficial montado apareció con la primera pista física, un par de calzones metidos en la rama de un árbol. La abuela de Christine identificó los calzones pertenecientes a la niña.

Scotland Yard fue llamado para ayudar a la policía local.

Finalmente los detectives localizaron a un testigo que vivía cerca de donde los cuerpos habían sido encontrados. Víctor Whitehouse había visto a un auto retroceder dentro del bosque alrededor del tiempo en que se creía que Christine había sido asesinada. Víctor vio la cara del conductor y pudo decirle a la policía que el hombre tenía unos 40 años, cutis rubicundo y cabello oscuro. Víctor pensaba que el auto en cuestión era un Austin gris claro.

Otra testigo, Jeanne Rawlings, había estado de picnic con su esposo. Ella también había visto al hombre y dio a la policía una descripción general similar a la de Víctor Whitehouse. Ella también creía que el auto era un Austin gris claro.

Los dos testigos, usando un retrato hablado, dieron su versión de cómo era el sospechoso.

En enero de 1968, Scotland Yard decidió montar un operativo intenso para capturar a su hombre. Doscientos oficiales de policía conducirían investigaciones casa por casa en toda la zona. Cada ocupante tendría que explicar sus actividades en las tres fechas que las niñas habían sido asesinadas.

En noviembre de 1968, la montaña de informes de casas visitadas y los informes sobre Austin grises dieron sus frutos. Un hombre había poseído un Vauxhall Cresta años antes, cuando esa marca de vehículo fue observada en la escena de una violación e intento de asesinato de una niña pequeña. Este mismo hombre tenía un Austin gris en la época del asesinato de Christine Darby. También tenía un parecido con la figura del retrato hablado.

El sospechoso había estado en problemas en 1966. En octubre de ese año había recogido a dos niñas y se las había llevado a su casa. De acuerdo a las niñas, de 10 y 11 años de edad, las hizo desvestir y las fotografió. Por eso les pagó dos chelines. Las niñas le contaron el hecho a sus padres, quienes informaron del incidente a la policía. El hombre fue interrogado. Negó todo. Aunque se encontró equipo fotográfico, no se recuperaron fotos. Como los investigadores sólo tenían la palabra de dos niñas, el asunto fue abandonado.

PRINCIPAL SOSPECHOSO

Después de años de frustración, la policía tenía un sospechoso principal. Raymond Leslie Morris fue detenido. Su esposa por cuatro años, fue interrogada nuevamente. Ahora admitió que cuando previamente dijo a la policía que su esposo estaba en casa en el momento de los asesinatos, había simplemente confirmado lo que su marido había dicho. Había mentido. Después de todo, era ridículo pensar que su bondadoso y amable marido fuera ese tipo de monstruo. Para sacarse a la policía de encima, ella había estado de acuerdo con todo lo que él dijo.

Ambos, Víctor Whitehouse y Jeanne Rawlings identificaron a Morris como el hombre que habían visto cerca de la ubicación del asesinato de Christine Darby.

Cuando Morris fue detenido se encontró su reloj pulsera abrochado alrededor de su tobillo. La razón para esta rareza se hizo aparente cuando el apartamento de Morris fue meticulosamente revisado. Los detectives encontraron fotografías de niñitas desnudas, algunas posando con Morris. Las fotos mostraban partes de su cuerpo, pero no su cara, y habían sido obviamente tomadas por una cámara provista con un dispositivo de tiempo. Una de las fotos mostraba claramente el reloj pulsera de Morris, el mismo que había intentado ocultar abrochándolo alrededor de su tobillo.

Raymond Leslie Morris fue juzgado y encontrado culpable del asesinato de Christine Darby. Fue sentenciado a cadena perpetua. Desde su confinamiento ha sido clasificado como un "peligroso sicópata", quien sería un peligro para los niños si fuera liberado alguna vez.

 

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