Debe andar por ahí, alguna maldición macumbera, o nuestros gobiernos están llenos de santeros... No puede ser lo que suponen muchos devotos, que algún "cocotudo" mandó a pintar los ojos de Cristo Negro de Portobelo. Antes de verificar, me imaginé que se trataba de conjeturas de pecadores que sienten que el santo no los mira como antes. Pero no, el santo ya no tiene aquella mirada omnipresente que nos estremecía a todos los que acudíamos hasta ese inhóspito pueblo colonense en donde además reinan armónicamente: Milagros, desidia y mosquitos.
Suponga que el que la embarró "retocando" al Cristo Negro, sin pretenderlo acabó con la obicuidad de la mirada del santo. Sin querer el voluntario pintor de brocha gorda, acabó con el alivio que sentía uno cada vez que era esculcado por los ojos divinos del "Negro".
Y esta desgracia, no tiene más de tres años, pues hasta hace dos los creyentes más pobres de la nación, salían de las misas ni los perros conformes que baten y baten cada vez más la esperanza con sus colas. De ser cierto que hayan modificado al Cristo, es hora de comenzar al papeleo para una licitación mejor anunciada que la Ampliación del canal, para corregir este pavoroso desastre.
Se supone que reconocidos santeros del gobierno acabaron con esa mirada omnímoda, ya que connotados fieles caribeños del Santo, tuvieron sueños terribles con parte de la administración, bautizada como los arcángeles de las tragedias y no es para menos, recuerde que antes, si usted le tomaba una foto al santo desde cualquier punto, él lo observaba fijamente, inevitablemente se chocaba con la imperturbable luz del brillo de sus ojos.
Desde un punto de vista menos dramático, pensé por un par de noches que el Cristo nos había abandonado. Pero debemos tener fe y pueda que en un par de años, nos cubra otra vez la mirada más adorable del universo y se acaben las repetidas desgracias sin los macumberos.
