Alvin Weeden se aproximó ayer a "Chito" Montenegro con una mirada desafiante, pero cometió un error infantil: llevaba sus puños dentro de los bolsillos del pantalón. El secretario del Frente Anticorrupción -viejo zorro de barrio- le lanzó un volado de derecha y lo remató con un recto de izquierda, que se estrellaron en la cara del contralor, que por casi se cae de nalgas.
El público se enardeció. "!Dale, dale, cógelo, trábalo Chito!", gritaba la barra conformada por subalternos del propio Contralor.
Weeden trataba de defenderse, pero los dos golpes iniciales lo dejaron turulato. Un hilo de sangre se asomó en su nariz y el ojo derecho presentaba una pequeña hematoma.
El combate prosiguió. Los dos gladiadores vestidos de saco y corbata seguían intercambiando puñetes y un negro gordo hacía el papel del tercer hombre en el improvisado tinglado. Nadie se metía. Escoltas y policías se unieron al grupo de espectadores.
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