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REFLEXIONES
"Yugoslavia democr�tica"
Carlos Christian S�nchez
El balneario de Biarritz, en la costa cant�brica, fue escenario de un hecho muy simb�lico que termina con el aislamiento internacional de Yugoslavia. Vodislav Kostunica, un rebelde pol�tico del Grupo DOS, se estrena como presidente de dicha naci�n. El Presidente Jacques Chirac, de Francia, anfitri�n del evento, felicita el gran cambio tomado por el pueblo serbio hacia la reintegraci�n del pa�s balc�nico al seno europeo. Semanas antes, Belgrado ard�a en la tarde del 5 de octubre. Muchedumbres agitando banderas serbias se lanzan sobre el edificio del Parlamento Yugoslavo. Como si se tratase de una repetici�n de la revuelta de la Comuna de Par�s de 1871, las masas populares conquistan el poder estatal, regido en Serbia por el dictador socialista Slobodan Milosevic, heredero pol�tico del sistema comunista implantado en 1945. La televisi�n p�blica es incendiada, los medios escritos se pasan al bando democr�tico, adem�s que las fuerzas armadas deciden aceptar la voluntad de su pueblo. Interesante fue la escena decisiva en la l�nea de fuego: soldados y polic�as serbios frente a sus propios hermanos de sangre, defendiendo el s�mbolo del autoritarismo de Milosevic. Famosos por su crueldad �tnica en Eslovenia, Croacia y Bosnia Herzegovina, las tropas yugoslavas no dispararon contra la gente de su propio origen, a diferencia de los chinos comunistas que sofocaron el movimiento pro democracia en la Plaza de Tiananmenn de junio de 1989. En las m�rgenes del Danubio Azul ha ocurrido algo digno de mencionar: la determinaci�n de un pueblo por elegir a sus gobernantes. Tambi�n un dirigente democr�tico sube al poder en Serbia. Vodislav Kostunica dirige la m�s importante revoluci�n en la Europa del Este, desde que los rumanos depusieron a Constantin Ceascescu en Bucarest. El m�ximo l�der dem�crata serbio rescata del oscurantismo a Yugoslavia, pa�s que se enfrasc� en una guerra de once a�os, tras el desmoronamiento de la poderosa Rep�blica Socialista fundada por Joseph Broz hace medio siglo atr�s. La comunidad internacional ha reaccionado con satisfacci�n ante los eventos pol�ticos en Belgrado. Aunque reinan algunos resentimientos por los bombardeos aliados de 1999 sobre Serbia por culpa del conflicto del Kosovo, la dirigencia pol�tica yugoslava que destron� a Milosevic propugna por el final del embargo econ�mico y comercial que se cierne sobre el pa�s balc�nico desde 1993. Falta esperar el destino que correr� el cruel dictador Milosevic y la situaci�n de normalizaci�n de las relaciones internacionales de Serbia con el resto del mundo. Milosevic es acusado por el Tribunal Penal Internacional de La Haya por cr�menes contra la Humanidad, debido a su respaldo al exterminio masivo de croatas, musulmanes bosnios y albaneses kosovares. Cifras aterradoras comparables a las atrocidades nazis sugieren que m�s de cien mil personas fueron asesinadas en el centro de Bosnia, como lo demuestra fehacientemente la destrucci�n del poblado de Srebenica. Panam�, desde mediados de 1993, rompi� relaciones diplom�ticas con Yugoslavia debido a la guerra en Bosnia Herzegovina. Belgrado mantuvo su embajada en nuestro pa�s y siempre mantuvo una excelente relaci�n comercial con esta naci�n centroamericana. Recientemente, el Estado de Montenegro se acerc� a Panam� para entablar relaciones a nivel comercial. Recomendamos la normalizaci�n de las relaciones diplom�ticas y econ�micas con Yugoslavia, en el caso que observemos que el proceso democr�tico que dirige Kostunica se consolide. Los serbios, al igual que los rusos y los pa�ses de Europa Oriental, merecen nuestra atenci�n, debido a que sus productos agr�colas e industriales pueden ser de inter�s para nuestro comercio. Adem�s, la creciente marina mercante de esa zona del Mediterr�neo Este cruza regularmente por nuestro Canal interoce�nico.
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