|
El �rbol que hizo las veces de pesebre
Hermano Pablo
Alicia Calangue se pas� la mano por el vientre, un vientre hinchado, tenso, gr�vido a m�s no poder. Sent�a dolores inconfundibles, dolores tan viejos como la mujer y tan humanos como el amor. Por suerte, su marido estaba a su lado. �Es el ni�o -dijo Alicia-. Siento que viene.� Jorge, el marido, se dispuso a ayudarla como pudiera. Estaban los dos solos. Solos bajo una lluvia torrencial. Solos, encaramados en la copa de un �rbol. Por debajo de ellos las aguas desbordadas del r�o Maputo, en Mozambique, �frica Oriental, corr�an rugientes. Y en la copa de ese �rbol, empapada de lluvia, naci� Jorge, el primog�nito de la pareja. Fue uno de los nacimientos m�s singulares que se ha registrado en la historia. Maneras de nacer hay muchas. Hay ni�os que nacen en cl�nicas ultramodernas, rodeados, ellos y sus madres, de todos los adelantos de la ciencia m�dica. Hay ni�os que nacen en la selva, al borde de r�os donde sus madres los ba�an colgando todav�a el cord�n umbilical. Hay ni�os que nacen en s�rdidas habitaciones de la ciudad, ante la vista de media docena de hermanitos, participantes con ellos de la misma pobreza. Hay ni�os que nacen en taxis, porque no dan tiempo de que la madre llegue al hospital. Hay ni�os que nacen en c�rceles, en campos de concentraci�n, en ranchos solitarios de la sierra o de la pampa. Hay ni�os que nacen en aviones, en �mnibus, en trenes y en barcos. Hubo una vez un ni�o que naci� en un pesebre. Naci� en un pesebre porque no hubo lugar para su madre en los mesones del pueblo. Naci� en un pesebre porque era pobre, hijo de pobres, y no hubo para el ni�o ni m�dico, ni cuna, ni vendas, ni algodones, ni desinfectantes, ni prendedores para ajustar sus pa�ales. Pero ese ni�o tan pobre, que vino al mundo en tan precarias condiciones, recibi� al nacer el nombre de Jes�s, y su vida y su persona cambiaron la historia del mundo. Porque era Dios hecho hombre, y hab�a nacido en un pesebre para luego morir en una cruz. Ese mismo Jes�s, que naci�, muri� y resucit�, vive para siempre para interceder por nosotros. �Hay lugar para �l en el mes�n que es nuestro coraz�n? Si se lo pedimos, �l entrar� y cambiar� la historia de nuestra vida.
|
|
|
