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FAMILIA
Gu�as de prevenci�n de la indiferencia en adolescentes
Tomado
De Internet
Diana siempre fue una buena estudiante. Le encantaba investigar. Adem�s de cumplir con todas sus tareas, estudiaba con tiempo suficiente para los examenes. Pero ahora no coge ni un libro. Deja todo para el final y su rendimiento acad�mico est� por el piso. Sus pap�s han tenido varias citas en el colegio y todos se preguntan: �qu� sucede? �por qu� no estudia, si antes era de las mejores de la clase? La indiferencia ante todo es una actitud de la adolescencia, pero se incuba a�os atr�s. Entre los 7 y los 12 a�os tenemos un tiempo precioso para prevenirla. En esta etapa hay que fomentar especialmente dos virtudes: la capacidad de esforzarse y la responsabilidad. Si faltan ahora, podr� caer m�s f�cilmente en la indiferencia y la comodidad. Para prevenir problemas y llegar antes de que se presenten, conviene estimular el esfuerzo y el darse. Si el ni�o cree que no vale la pena luchar por nada, se volver� indiferente. Motiv�mosle a cultivar lo que mejor sepa hacer: escribir, dibujar, tocar un instrumento, hacer deporte. Que le salgan cada d�a mejor. Eso le ilusionar�. Si sus aficiones no est�n visibles, podemos estudiar qu� puede gustarle. Un ni�o "torpe" para el f�tbol, quiz� se ilusione con los animales, si le damos oportunidad de tener alguno, de observar una enciclopedia especializada, si lo llevamos al campo a coger grillos o mariposas. Para descubrir aficiones cuenta mucho la observaci�n de los padres. La vida no es f�cil. Hay que saber sufrir, saber esforzarse, porque de otro modo pasar� mucho trabajo o se volver� c�modo e indiferente para no tener que resolver los problemas que se le presentan. Si quiere una bicicleta, que se la gane por medios acordes con su edad, como: lavar carros en el vecindario, no comer algo para ahorrar, preparar unas galletas y venderlas entre sus amigos o familiares. Para que no se deje arrastrar por la vida muelle, ense�arle a huir de lo f�cil. Que piense y se informe antes de actuar. As� adquirir� seguridad y esp�ritu cr�tico. Podemos dejarlo decidir por s� mismo, de acuerdo con su edad, aunque se equivoque. Preguntarle: "�Te parece que debes ir?" y que se responsabilice de las consecuencias de cada decisi�n. Si ahora no tiene que esforzarse para conseguir lo que quiere, en el futuro, podr�a volverse c�modo e indiferente. Hemos de evitar allanarle totalmente el camino. La casa no es un hotel donde nos lo hacen todo sin mover un dedo. Concretar con ellos algunos encargos. Los hijos pueden ayudar en: regar las plantas, poner la mesa, lavar los platos, contestar al tel�fono, sacar el perro... Con una buena motivaci�n se entusiasmar�n y tendr�n la ilusi�n de hacerlo para ayudar a los dem�s. Otro deber es el estudio: aprobar raspando, ce�irse a las tareas, es de mediocres y fomenta la pasividad. Hay que motivarle a querer saber m�s y ense�arle a hacer del estudio un trabajo bien hecho: con orden, m�todo, cuidando los detalles. Si acaso saca buenas notas sin esforzarse demasiado, exigirle un poco m�s. Que lea, que ampl�e los conceptos, que ayude a otros compa�eros m�s lentos. Es bueno que pase ciertas incomodidades. Por eso son tan aconsejables los campamentos y las excursiones: se siente fr�o, se ampollan los pies, duelen los m�sculos, la comida es escasa, se duerme sin almohada. Que no se queje cuando falta el agua caliente o el "mecato" o su men� favorito.Y recordarle que el sof� est� hecho para sentarse y no para tirarse ... Hacer de nuestro hijo una persona alegre, generosa, trabajadora, perseverante y fuerte. Quiz�s, a�n es peque�o para temer que se convierta en un indiferente, pero el tiempo vuela y en pocos a�os, ser� un adolescente. Podemos fomentar especialmente la generosidad, base de las dem�s virtudes. Si sabe dar de su tiempo, prestar sus cosas, perdonar, escuchar (dar atenci�n), saludar, recibir, renunciar a cosas por hacer feliz a los dem�s... tendr� ganada buena parte de la batalla. Esta virtud se desarrolla en la preadoles-cencia, ya que su per�odo sensitivo transcurre desde los 7 a los 13 a�os. No desaprovechemos el mejor momento. Animarle a descubrir o a reforzar una habilidad especial que le ocupe su tiempo. Darle la oportunidad de esforzarse.
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