CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, soy un funcionario grosero y poco orientador
Muchas veces, cientos de
panameños tienen la necesidad de recurrir a una empresa pública
o privada, pero con sólo ver el rostro del funcionario se cohíbe,
no porque físicamente no sea atractivo, sino por el rostro de amargura
que presenta.
La situación antes descrita es clásica y común,
la razón es que muchas veces el empleado que atiende directamente
al público traslada sus problemas personales al campo laboral.
El público no tiene la culpa de que, por ejemplo, no le haya llegado
la empleada un día lunes, o que la noche anterior discutieron con
su cónyuge o que sus hijos no les obedezcan.
Las personas que acuden al funcionariado solicitan un rosto amable, cortesía
y sobre todo mucha orientación.
Con respecto a este último aspecto, algunos empleados son agentes
entorpecedores de las diligencias de los usuarios, al suministrar mala información,
convirtiendo los trámites en un proceso tedioso e interminable.
Los jefes de las instituciones gubernamentales y privadas deben planificar
una serie de seminarios y cursos sobre Relaciones Públicas, de forma
que la clase trabajadora reconozca la importancia de ofrecer un buen servicio.
Finalmente, todo esto contribuirá al éxito de la empresa.
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