Martes 8 de sept. de 1998

 








 

 


MENSAJE
Somos humanos

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

L
a obra teatral está bien montada, y los actores son bastante buenos. El director, un joven centroamericano, y el decorador, hacen su trabajo lo mejor que pueden. El argumento de la obra, uno bien moderno, se titula: "Somos humanos". Y ha tenido regular éxito.

Se trata de una pieza teatral, enteramente realizada, escrita y financiada por jóvenes centroamericanos homosexuales que viven en California. En esa obra pretenden defender su modo de vida. Cuando la madre de uno de los actores descubre la vida que lleva su hijo, el muchacho responde:"Dios me hizo así, mamacita. No puedo ser de otra manera".

He aquí otra defensa de la homosexualidad. Estos actores defienden, a su manera, su estilo de vida. El título comunica mucho: "Somos humanos". Y la tesis es que Dios hace a unos de esta manera y a otros de otra. Y nadie debería meterse en el estilo de vida de nadie, porque todos siguen un patrón inflexible que les ha sido marcado desde la cuna.

Tenemos que decirlo. Eso no es así. Dios no hizo al hombre torcido, desequilibrado y anormal. Dios no lo hizo deformado, psicópata, aberrante o pervertido. Dios, dice el Sagrado Libro, hizo al hombre a su imagen y semejanza. Lo hizo perfecto: perfecto en lo físico, perfecto en lo moral, y perfecto en lo espiritual.

Fue el hombre, haciendo el mal uso del privilegio de escoger su propio camino, que pecó contra las eternas y sabias leyes de Dios, y por su transgresión y desobediencia, atrajo sobre sí la corrupción, el mal y la muerte.

Dios no inventó la homosexualidad, como tampoco inventó el divorcio, el homicidio, la violencia y toda la inmensa lista de pecados que comete el hombre. Por otra parte, Dios no quiere que el hombre permanezca víctima de sus pasiones y deseos corruptos. Dios le ofrece al hombre un camino de regeneración. Le ofrece una vida nueva. Le ofrece la oportunidad de dejar todos los errores del pasado y de comenzar a llevar una vida nueva.

Cualquier error humano, cualquier perversión o desviación del recto camino trazado por Dios, puede enmendarse. Cristo vino al mundo para pagar el precio de todos los pecados de la humanidad, y vino para ofrecernos a todos una vida libre de pecado. El es el Salvador. Quien quiera puede venir a El.

 

 

 

 

 

CULTURA
Santa sede considera positiva película sobre vida de Jesús.

 

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