Luego de la desgracia vial ocurrida en Las Garzas de Pacora en que 25 personas murieron, ahora vemos en cada esquina a policías de tránsito e inspectores de la Autoridad del Tránsito en operativos para sorprender a los conductores irresponsables de camiones y buses.
Indudablemente que hay una tanda de irregularidades que cometen estos choferes todos los días. Es conocido que manejan desordenadamente y que en muchas ocasiones los dueños de los vehículos no los tienen en condiciones mecánicas óptimas.
Pero lo mismo puede decirse de bastantes dueños de autos particulares. Sólo fíjense la próxima vez que estén en la calle y observen la cantidad de autos con placas vencidas, llantas lisas, lámparas inservibles, maleteros abiertos y tirando humo tóxico. Eso sin contar a los pick-ups que vemos cargando tubos más largos que el auto mismo, ni a los riquitillos con autos modificados que gustan de hacer regatas clandestinas. Entre los que hemos mencionado y muchos otros que transitan por ahí, están los que andan con licencias vencidas, o sin ella.
En fin, pocos son los que pueden darse el lujo de lanzar la primera piedra a la hora de las recriminaciones relacionadas al tránsito. Y entre tantas personas cometiendo tantas irresponsabilidades en cada calle, es que se apilan los cadávers.
Cuando el problema del manejo irresponsable es tan amplio y está tan difundido, es poco lo que pueden hacer los inspectores de la ATTT y los policías de tránsito. Sencillamente es imposible poner a un agente equipado con radar, motocicleta y una libreta de boletas cada 500 metros en cada calle del país para mantener el orden vial.
La idea no es obligar a la gente a la mesura en el manejo, sino que de cada uno sea consciente de que debe manejar de forma adecuada, reconociendo que el manejo es una responsabilidad para con quienes viajan con nosotros, para con los peatones, para con el resto de los conductores y para con uno mismo.
La armonía en las calles no provendrá de una férrea vigilancia policial, ni de la eliminación de los diablos rojos, ni de meter presos a cada dueño de bus, taxi o camión que ha cometido múltiples infracciones. Eso vendrá en el momento en que se cree una cultura de responsabilidad en el manejo, empezando por todos esos que compran licencias en forma irregular sin saber siquiera cómo agarrar el volante.
