Varias personas han dicho que me quedé corto, con los refranes que los adultos de antes usaban para educar a los niños y jóvenes. Es cierto. Por eso siguen los ejemplos de este sistema popular y efectivo de educar, que tenía "la gente de antes".
Cuando se daban cuenta que a alguien en la familia le gustaba el bochinche, le decían muy serio: "Dios no castiga palo sino lengua".
Otros añadían que "en boca cerrada no entran moscas"...
Si el noviecito de la chiquilla se iba lejos, le aconsejaban que "amor de lejos, amor de pen.. sadores". Claro, en esos tiempos no existían celulares ni internet...
A quien veían haciendo muchas cosas a la vez, le daban una palmadita en la espalda y le señalaban: "El que mucho abarca, poco aprieta".
Otros añadían que "el apuro trae cansancio" y recomendaban tomar las cosas con calma para evitarse los "nervios". Hace más de cincuenta años, no existía la palabra "estrés".
Cuando un chiquillo se aparecía por la casa de una muchacha a cada rato, con cualquier excusa, entre risas las viejas comentaban que "sal quiere ese huevo".
Pero si la chiquilla no hacía caso y se enredaba con el "pelao", resignados aceptaban que "sarna con gusto no pica y si pica no mortifica".
Aconsejaban a la muchacha que mirara bien lo que hacía, porque era falso de eso de "contigo pan y cebolla". Menos valía aquello que "los hijos vienen con su pan bajo el brazo..."
Cuando usted estaba "remolón" en levantarse en la mañana, le decían que "el que madruga Dios lo ayuda". Pero se callaban otro refrán que indica que "no por mucho madrugar, amanece más temprano".
También se aconsejaba a los muchachos que andaban en pandilla, que "dime con quién andas, y te diré quién eres". O que el "que mal comienza, mal acaba".
Claro que se pedía a los jóvenes que fueran exitosos. Se les metía miedo con aquello que "la pobreza tiene cara de perro".
"Comida para hoy y hambre para mañana" se e señalaba a quien hacía actividades que daban poco dinero.
Al vivir siempre en problemas, el consejo era "para estar guindando, mejor en el suelo".
Para formar personas buenas, se le aconsejaba que "haz el bien y no mires a quien". También que "a caballo regalado, no se le miran los dientes".
Y "una mano lava la otra y las dos la cara" como expresión de solidaridad y compañerismo.
La educación la resumían así: "la letra con sangre... �entra!