Hace unos 200 años, monseñor Juanquito, de la ciudad de Panamá, embarcó -hacia la región del Bayano- dos cajas de madera selladas, con dos imágenes: una para Chepo y otra para Chimán, que eran San Cristóbal y el Santo Cristo, respectivamente .
Al abrirlas, en ambos poblados, se percataron de que estaban equivocadas, ya que para Chepo era el Santo Cristo y para Chimán San Cristóbal. Los campesinos no se explicaban cómo había sucedido el cambio, pues habían cumplido con todas las instrucciones para su traslado.
Las autoridades religiosas de estos poblados procedieron a embalar nuevamente las imágenes para enviarlas vía marítima a Chepo y a Chimán, lo que no convenció a los católicos lugareños.
Cuentan que, para el año 1, 700, San Cristóbal era el santo patrono de Chepo por ser una de las primeras imágenes que llegaba al pueblo, cuya imagen se ganó rápidamente la simpatía por los milagros que hacía entre los campesinos del lugar y poblaciones cercanas.
Nuestros abuelos también atribuyen al santo su protección durante la guerra entre liberales y conservadores, ya que en Chepo no podían entrar a pelear o a asustar a sus pobladores, porque los soldados lo veían amurallado; además, veían a un hombre gigante pasearse por el pueblo con una mujer haciendo las veces de vigilante.
Se cuenta que el hombre gigante era San Cristóbal y la mujer la Virgen de las Mercedes, algo que aseguraban nuestros antecesores, ya que la virgen en su vestido tenía hojas del monte y era una imagen pequeña a la que le cambiaban el vestido.